A 3 AÑOS DEL TÍTULO NACIONAL DE CHUTY EN RED BULL

Tras lograr la primera corona en el año 2013, y tener que conformarse con la medalla de plata en el 2016, el madrileño conseguiría el bicampeonato el año siguiente. En esta nota se repasará cómo se dio la conquista, y qué significó en la carrera de uno de los mejores batalladores en habla hispana de la historia.

Por: Martín Marinkovich (@TinchoMk1)

Tras el parón de Red Bull, la competencia volvería a España en 2013, ya que el interludio duró un año más en esas tierras. En dicha ocasión, Chuty conseguiría empezar a lograr reconocimiento en la escena hispanohablante al alzarse con el primer puesto, lo que le perfiló como gran candidato para la cita de fin de año en Argentina. En la internacional cayó en semifinales ante un desconocido Jony B. Posteriormente vivió un impasse de dos años, en los que ejerció muchas veces de juez en distintos torneos, mas no como competidor. Con un hambre de gloria renovado, el regreso se concretó en la nacional de 2016, pero su anhelo se vio trunco en primera instancia tras caer derrotado en la final ante Skone. Pese a esto, el voto del público mundial lo llevó a Perú como mejor segundo, cita que nuevamente lo vería caer ante su verdugo mexicano de tres años antes, en primera ronda.

Luego de aquellas vivencias, Sergio Castro Gisbert estaba lejos de ver su sueño consumado. Por su desempeño en la anterior edición, ya se encontraba clasificado a la final nacional de 2017 junto a Errecé y Dani, tercero y cuarto respectivamente. A ellos se sumaban Walls, Kensuke, Force, Zasko, Jado y Giorgio, desde la regional de Barcelona; BTA, Blon, Barón, Elekipo, MC Men y Navalha, por la misma instancia malagueña; y por último Vegas, proveniente de la primera edición de “La Última Oportunidad”.

Tras siete años, la máxima cita de las batallas de freestyle a nivel español volvía a disputarse en Madrid, en el Wizink Center. Chuty jugaba de local. Vegas, el ganador del repechaje, fue su rival en primera ronda. Aquel pasaje se definió a dos rounds, el primero a minutos con cambio de base a mitad de cada turno, y el segundo a 4×4 con un invitado como estímulo (Baghira, clásico productor musical ligado a Batalla de los Gallos). Desde ese momento dejaba en claro cuáles eran sus aspiraciones: “Pensar quién puede contra Aczino en un desafío, pensáis un nombre y ese nombre es el mío”, exclamó de cara al aforo. El jurado, compuesto por Skone, Aczino, Piezas, Dobleache y Waor, le dio el pase de forma unánime.

Siguiente parada: cuartos de final. Su rival fue Errecé, quien venía de obtener el bronce en la edición pasada de la competencia, y el formato fue a dos rounds, nuevamente con uno a minutos y otro de 4×4, el primero de ellos con temática situacional. Pese a un trámite que gran parte del público percibió parejo, cuatro jueces votaron por Chuty y uno réplica, suficiente para pasar de ronda. La semifinal lo enfrentó ante el -a priori- otro gran candidato para llevarse el título, Blon. Durante una jornada en la que la organización fue muy criticada por alguno de sus formatos, el primer asalto (a minutos) quedó marcada en el inconsciente colectivo por la negación de ambos MC’s a vestir los trajes de astronauta y diana respectivos, que conformaban la temática, utilizándolos de una forma menos invasiva y ridiculizante. Luego de un trámite reñido que se extendió al segundo round (4×4), el madrileño cerraría con otra de las grandes frases que dejó a lo largo de toda la competencia: “Perdí el año pasado y éste no dejo que pase, porque aquel que se cae sabe cómo levantarse”. Así lograría acceder a la final, con tres votos a favor y dos por réplica.

Su contrincante en la batalla culminante fue la gran revelación del evento, Force, que venía ganándose el apoyo de la afición allí presente batalla a batalla, en las que había despachado -en orden- a Jado, BTA y Elekipo, rivales que considerados superiores a él (hasta ese momento). Aquel factor del público, sumado a la agresividad en los punchlines del gallego y a su creciente autoestima, conformaban una amenaza considerable para Chuty. La cuestión se definió en dos rounds a 4×4. Durante el primero de ellos el trámite fue parejo, pero durante el segundo, el local arremetió con toda su tecnicidad y experiencia. En aquel último tramo Chuty esbozaría una de las frases más recordadas de la historia: “Es como Mayweather-McGregor en este día, el talento se impone a lo que quiere la mayoría”, y empezó a inclinar la balanza a su favor con mayor claridad. Mbaka y Queen Mary lo anunciarían como nuevo campeón, y Skone le entregó el trofeo en manos.

Pese al nivel y la solvencia demostrados, confirmando su mejor estado de forma al momento, la cita internacional en México resultaría el punto más oscuro de una carrera plagada de logros. En CDMX debió batallar en octavos frente a Yenky One, representante de República Dominicana. A pesar de haber realizado una excelente performance y percibirse ganador para un sector de la audiencia global, sólo obtuvo uno de los votos de los cinco jueces, ocasionando la mayor de las polémicas en la historia de las batallas de freestyle en español, y quedando eliminado tempranamente. La situación vivida hizo que Chuty se replanteara su relación competitiva con “la madre de todas las batallas”, anunciando su retiro indeterminado de la misma.

Este año, por suerte, dejó de lado el recelo hacia Batalla de los Gallos, encontrándose ya confirmado de cara a “La Última Oportunidad”, instancia previa a la final nacional española. Regresa como el máximo candidato, y muchos auguran el tricampeonato. Quizás el turbulento 2020 permita a Chuty obtener el galardón que le falta y que tantas veces le fue esquivo. Se sabrá los próximos meses.


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