KANYE WEST Y DRAKE: EXTREMISMOS Y ROLES EN EL HIP HOP

El 2021 ha sido, hasta ahora, un año muy rico en cuanto a la riqueza musical para el Hip Hop, debido a la cantidad de álbumes de gran calidad lanzados en el mundo post-pandemia.

Por: Mariano Sinito (@SinitoMariano)

Se podrían señalar a los meses de agosto y septiembre como particularmente interesantes, con la llegada de los álbumes DONDA de Kanye West, Certified Lover Boy de Drake, y la promesa del último álbum de Kendrick Lamar (sin una fecha confirmada) bajo el sello TDE.

Es en este contexto en el que las masas se han dividido, principalmente gracias a una grieta bien definida entre los fans de Kanye West y Drake. División que se ha agrandado y achicado miles de veces desde 2009, cuando trabajaron juntos entre el video de Best I Ever Had (dirigido por Kanye) y la canción Find Your Love (escrita por Kanye y Drake en conjunto).

Ye y Drizzy con sus álbumes llegaron rápidamente al #1 de Billboard (Kanye es el primer artista de este siglo con diez álbumes debutando en el #1) con la diferencia de una semana, ya que destrozaron casi todos los récords de streaming en muy poco tiempo.

Sin embargo, este artículo no buscará analizar y hacer juicios de valor sobre los últimos LP de dichos artistas, que generaron reacciones polarizantes. Como tampoco exploraremos el beef entre dos de los mejores artistas de la historia. Más bien a lo que se apunta con este escrito es explicar que los extremismos de las fanbases no sólo expanden mentiras globalmente aceptadas, sino que tampoco comprenden que la música, como la vida misma, tiene un lugar para todo.


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Kanye y Drake lideran un legado brillante y sin precedentes de éxito crítico y comercial. El dominio supremo de ámbos durante este siglo en la música, la cultura pop, la moda y los negocios es algo indiscutible. Sin embargo ninguno de los dos puede escapar a sectores de detractores que, a veces con razón y muchas veces sin razón, no dejan de intentar derrocarlos de sus respectivos tronos.

Eso ha creado un halo de inseguridad en los dos artistas, que constantemente sienten la necesidad de recordarnos -y recordarse a sí mismos- realmente qué tan increíbles y prolíficos son.

Lamentablemente eso desvía la atención del público sobre lo que debería a estas alturas ser una verdad absoluta del género más escuchado del mundo: En el Hip Hop, todos tienen un rol.

Quizás la razón más grande por la cual estos dos hombres multimillonarios elevan sus inseguridades desembocadas en peleas personales vía redes sociales y diss tracks es el hecho de que en los últimos años el éxito que han conseguido es proporcionalmente equitativo a la cantidad de cuestionamientos injustos, fundados en mentiras extremistas.

Por el lado de Kanye West, uno de los genios creativos más grandes de la historia, se ha establecido un concepto horrible en el que se divide la inmaculada carrera artística del oriundo de Chicago entre el “Viejo Kanye” y el “Nuevo Kanye”. Noción que afirma que el verdadero genio existió desde su llegada al Hip Hop a principios del 2000 hasta el 2007, y que “la versión post-2008 de Kanye realmente no vale la pena”.

Esto se debe principalmente a la asociación de la turbulenta vida fuera de la música que West mantiene. Esta está marcada por los problemas de salud mental documentados en sus acciones después de la muerte de su madre Donda West en 2007. Además, esto dio como resultado que sus álbumes posteriores fueran cada vez más experimentales.

Esa vida nos ha otorgado momentos icónicos para bien y para mal, que son incontables, al mismo tiempo que su discografía ha hecho evolucionar al Hip Hop y la forma de consumirlo como absolutamente NADIE lo ha hecho en la historia del género.

Esto no salva a West de sus momentos oscuros, sus cuestionables posiciones políticas y las incontables veces que se disparó en los pies declarando cosas en un estado maníaco. Pero sí hace aún más importante el análisis del trasfondo e impacto cultural en cada una de sus obras.

Después de todo, 808s and Heartbreak (2008), My Beautiful Dark Twisted Fantasy (2010), Watch The Throne (2011), YEEZUS (2013) y The Life Of Pablo (2016) son considerados ampliamente como clásicos contemporáneos lanzados por el “Nuevo Kanye”, post-2008.

Esto demuestra que este hombre es, efectivamente, “incancelable” e inmune a los interminables escándalos de su vida. Enfrentado a controversias que terminarían con la carrera de cualquiera, Kanye West sobrevive gracias a la importancia que sostiene en la cultura general.

Es por eso que cuando lanza un nuevo álbum, las respuestas del público y la crítica suelen ser demasiado fuertes. Algunos tildan demasiado temprano a cualquier trabajo como una “obra maestra” gracias a su reputación de genio musical, mientras que otros no están dispuestos a darle una chance a cualquier cosa que suene diferente a lo que la fórmula radial les otorga en una bandeja, por lo que desestiman la música de West como demasiado “rara” por no estar a la altura del “Viejo Kanye”, sin mencionar aquellos que directamente lo atacan sin prestarle atención a su gran música por el hecho de que no les cae bien West o la gente con la que se asocia (caso Trump, y más recientemente Marilyn Manson y DaBaby).

En la vereda opuesta, Aubrey Graham, mejor conocido como Drake.

Señalar a Drake como sólo un rapero/cantante es una injusticia a su nombre. Ya que podría ser catalogado a estas alturas como la estrella más exitosa de la historia del Hip Hop, y actualmente el artista más célebre del mundo. Esto se debe a su mente maestra para el marketing, sus extraordinarios números, su enorme fama, y su habilidad sin precedentes para generar hits.

No es una casualidad, y como dicen algunos, los números no mienten: En 2018 Drake se convirtió en el artista con más ventas de singles sumando 142 millones de unidades certificadas vendidas después de lanzar su álbum Scorpion. Ese mismo año, rompió el legendario récord de 54 años de los Beatles al tener la mayor cantidad de sencillos en simultáneo en el Top 10 de Billboard con siete canciones. Así como ha roto desde ese entonces muchos récords de streaming, quizás el más importante llegando cuando se transformó en el primer artista de cualquier género en superar la marca de 50 mil millones de reproducciones en Spotify.

Esto le ha dado a Drake la habilidad de asegurarse algo, su lugar como uno de los hitmakers más prolíficos de la música contemporánea. Lo que también le trajo un estigma: ser catalogado como formulaico o básico.

Las frases “Drake hace siempre lo mismo” y “sólo puede hacer singles para la radio” es repetida por los usuarios de las redes sociales como si fueran ‘loros cibernéticos’. Y si bien es cierto que Drake encontró una fórmula exitosa y la ha utilizado desde 2010 en adelante, no podría esa gente errar peor en su análisis.

Drake ha otorgado mixtapes y álbumes de una altísima calidad musical, que deben ser catalogados como clásicos: So Far Gone (2009), Take Care (2011), Nothing Was The Same (2013), If You’re Reading This It’s Too Late (2015) y What a Time To Be Alive (2015).

Nunca se ha visto un artista como Drake, alguien que puede de manera prolífica alternar entre hooks pegadizos, canciones introspectivas, canciones sentimentales y canciones de raps sin hooks que han puesto en grave riesgo la carrera de los que se atrevieron a cruzarse en su camino, con históricos diss tracks y beefs contra Meek Mill, Joe Budden, Pusha T, Jay-Z, Kendrick Lamar y ahora el mismísimo Kanye West.

Drake es tan imparable que su diss track hacia Meek Mill, llamado “Back to Back”, era reproducido en los clubs de Estados Unidos, y llegó también a ser escuchado en los clubs de Philadelphia, hogar de Meek, mientras el damnificado estaba presente.

Gente bailando con un diss track atacando al héroe local, imaginen eso. Es como si en las discos de Nueva York sonara “Hit ‘Em Up” de 2Pac en el auge de su beef con Biggie. Increíble.

R&B, Trap, Boom-Bap, Drumless, Dancehall, Reggaetón, Afrobeat, Drill, ustedes pónganle nombre, si existe un género, Drake puede hacerlo, o lo ha hecho. Aún batallando las acusaciones de tener “ghostwriters”, que casi todas las estrellas más grandes de la historia del Hip Hop han tenido, el oriundo de Toronto ha enfrentado cada una de las críticas y ha demostrado que su status es el de alguien intocable.

Es por eso que cuando en “5 AM in Toronto” rapeó “Les doy el look, el verso e incluso el hook, por eso todas las canciones suenan como Drake ft. Drake”, no sólo dejó una rima icónica, sino que tenía razón.

A Drake, en su momento, se lo criticó por experimentar con otros géneros en sus álbumes, ahora se lo critica porque “es repetitivo”. A Kanye, toda su vida, se lo criticó y tildó de “raro” por intentar llevar al género a otro plano musical.

Ambas acusaciones son ridículas, porque no se puede exigir algo que no está en el ADN de cada uno de ellos como artistas. Escuchar un álbum de Drake esperando una exploración musical digna de un álbum de Kanye West es ridículo, de la misma manera que escuchar un álbum de Kanye West esperando encontrar hits radiales o raps como los de Drake, también es ridículo.

El rol de Kanye West en la cultura es el de expandir los horizontes de lo que es posible en el Hip Hop y la moda, y gracias a su nivel de genialidad como creativo hemos visto obras suyas a veces estar 10 años adelantadas en el tiempo, tanto en la música (posiblemente la mejor discografía en la historia del Hip Hop), como en su compañía multimillonaria de ropa y zapatillas, YEEZY.

El rol de Drake en la cultura es ser un creador de himnos y momentos. Nadie en la historia de la humanidad es tan prolífico como él a la hora de generar hits que le llegan a las masas. Gracias a esa habilidad tenemos a nuestra disposición un catálogo inagotable de música y momentos icónicos del marketing, desde “challenges” de bailes en las redes sociales, tapas de álbumes recreadas por todo el mundo, y videos musicales inolvidables. Cada vez que Drake lanza algo nuevo, es un evento mundial.

En el Hip Hop han existido figuras que han ocupado los lugares que hoy tienen Kanye West y Drake, ya que uno podría argumentar que André 3000 ha tomado riesgos culturales antes de la llegada de West, y que 50 Cent fue en su auge la estrella hitmaker más grande del mundo, pero nadie ha llevado esos roles a la estratósfera como Ye y Drizzy.

Quizás el mensaje de este escrito tiene una noción final, y la misma es que está bien que nos gusten varias cosas a la vez, se puede disfrutar de música mainstream, así como también se puede asombrar uno con lo experimental. No es sano para nosotros, y más importante, para el Hip Hop, crear una capa de elitismo en contra de lo “básico” tanto como un rechazo total a lo que no nos suene familiar, ya que así es como los géneros musicales mueren.

Evitemos eso, festejemos que los dos artistas más grandes de este siglo son del Hip Hop. Festejemos que estamos viendo historia en vivo y en directo, porque cuando estos momentos ya no sucedan, los vamos a extrañar.

 

 

Imágenes originales de Bantumen y Getty Images
Videos originales de Drake y Kanye West en YouTube

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