¿FALTAN COMPETENCIAS POR FUERA DE LOS GRANDES EVENTOS?
El Estilo Libre se detiene a hacer un análisis sobre el calendario del freestyle y la distribución de eventos, ¿faltan competencias por fuera de las grandes marcas?
Hace seis años -y más-, el freestyle de habla hispana no tenía tantas competencias en escenarios como ahora. Apartando el underground -que es la base y esencia- el crecimiento en el mainstream y profesionalización de las batallas era una apuesta de las empresas Monster, Vans y Red Bull, principalmente; todas con un entendimiento similar del desarrollo de las competencias. Por razonamiento lógico correspondiente al branding, debían proporcionar un diferenciador, la evolución en donde entraron en juego los MC’s, DJ’s, hosts, modalidades y “reglas”, logrando así la variedad: Red Bull, BDM, Supremacía, God Level, Pangea y muchas más.
Paulatinamente se planteó un paradigma que se ha replicado durante años, con un añadido innovador basado en la producción y modalidades que exigieron a los contendientes improvisar con base en temáticas, imágenes, objetos, palabras y hasta personas. Dicho esto, para tener nuevas competencias, las organizaciones tuvieron que encontrar alternativas de partida, igual que en la actualidad: no sólo deben innovar en el desarrollo dependiendo de las modalidades, sino en la producción de eventos y formato de las batallas.
FMS es la primera competencia que centra su diferenciador en un formato de evaluación de rimas y estructura fija, no obstante, la evaluación de los patrones aún es subjetiva y las modalidades que conforman el formato también son con temáticas, palabras, minutos libres, rondas a capela, etcétera. Sumado a ello, la presunta falta de competencias, además del abanico ya mencionado, tiene respuesta dependiendo de los gustos de la comunidad. Por razones personales, hay quienes prefieren una u otra competencia; en este sentido, la mayor diversidad puede satisfacer más gustos y responde que sí, hacen falta otras competencias.
Además, obviamente se debe considerar a los competidores en busca de hacer un nuevo circuito. Red Bull y BDM, por ejemplo, suelen recurrir a MC’s de renombre y funcionan también como la vía de despegue de nuevos participantes y figuras, mientras God Level en sus distintas ediciones, Pangea y otras competencias colaboran con más freestylers consolidados. Tomando esta línea, también es un beneficio que haya un mayor número de competencias y, por lo tanto, no es que hagan falta otras nuevas, pero indudablemente podría ser útil.
A manera de conclusión, no basta con tener diferentes nombres para competencias con los mismos formatos. Además de innovar en la producción de los eventos y su transmisión, nutrir la variedad de competencias puede traducirse en beneficios, especialmente si se hace mediante métodos distintos. Si las mismas u otras organizaciones impulsan nuevos proyectos, lo ideal es que planteen también un terreno inédito -también en competencias existentes- basado en dos áreas de oportunidad: la forma de evaluación de las rimas, los formatos y complementos. La profesionalización del freestyle es inminente; la pluralidad de competencia es parte de ella.
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