DE ORGANIZADOR DE BATALLAS EN BARCELONA A ARTISTA MUSICAL EN AUGE – ENTREVISTA A SANTOS 912

Otro gran ejemplo de como la disciplina le brinda herramientas a los jóvenes para desarrollarse como artistas y, con esfuerzo y dedicación, labrarse un futuro

Por: Fernando Bolívar (@FerJBolivar9)

Es argentino, llegó a Barcelona con 15 años y tiene 20 actualmente. El freestyle fue para él un soporte al que agarrarse cuando dejó su país atrás. Se involucró en el movimiento de las batallas de calle, formó parte de la organización de diferentes competiciones como Junior Freestyle Badalona y, posteriormente, fue parte del equipo de Batalla de Promesas, una de las organizaciones más activas del panorama español de batallas. Más tarde, se alejaría del circuito del para centrarse en su música. Hasta el momento, ha cosechado varios millones de reproducciones en diferentes plataformas digitales.


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¿Cuándo comenzaste a componer y a meterte en el camino de la música y de las letras?

Empecé escribiendo poesía, desde los 6 años más o menos. Cuando cumplí 8, mi hermano me regaló para mi cumpleaños la película ‘8 Mile’ y, a partir de ahí me introduje en el Hip Hop y el rap. Con el paso del tiempo intenté darle melodía a los poemas en los que expresaba mis sentimientos. Utilicé instrumentales de rap clásico y otras melodías. Así comencé.

Viniste de Argentina y ahora vives en Barcelona. ¿Qué hizo que vinieras a España a vivir?

Viví hasta los 15 años en Argentina y llevo 5 años en España. Y vine a España principalmente porque tengo a familiares repartidos por Europa y venir a vivir aquí me permitía estar más cerca de mi familia.

Desde hace tiempo estás relacionado con el mundo del free y has desempeñado el rol de jurado y organizador en batallas. ¿Cómo comenzó tu relación con el free?

Gracias a ‘8 Mile’ se inició mi relación con el freestyle y con las batallas. Más tarde todo eso cuajó más en mí cuando Red Bull promovió la cultura de las batallas en los países de habla hispana. Más tarde llegó el Quinto Escalón y fui de público a algunas batallas del underground argentino, aunque con limitaciones porque tampoco me podía desplazar a todos los parques de mi provincia.

Cuando llegaste a Barcelona, ¿el freestyle te ayudó a integrarte y a conocer a personas con gustos parecidos?

A mí la comunidad del freestyle me salvó la vida. Yo llegué con 15 años a Barcelona y no conocía a nadie. Me pasé unos 6 meses completamente solo porque mis padres trabajaban todo el día. Y un domingo, mientras volvía a mi casa, vi a un grupo grande de gente en un parque mientras sonaba una base. A partir de ahí, comencé a bajar los domingos a las batallas que organizaban allí. A raíz de eso conocí a mucha gente y eso me salvó de la soledad que sentía por haberme ido de mi país.

¿En España cambió tu relación con el free?

En España me impliqué muchísimo más porque para mí era una forma de evadirme en aquel entonces. Además, tuve la suerte de que mi barrio era un barrio muy ‘freestylero’ donde se bajaba al parque y siempre estaban las mismas personas tirando free. Ahí encontré un refugio. Además, pasé unas situaciones muy duras en mi vida y mi A.K.A. es Santos 912 en honor al barrio que me ayudó a gestionar mis emociones a través del freestyle.

¿En qué momento das el primer paso en tu carrera musical?

Después de haber sido jurado de Batalla de Promesas y de Batalla de Canciones, sentí como un impulso para dedicarme a mi música. Hasta el momento, había publicado algunas canciones, solo por subirlas. Pero a partir de ahí monté un estudio en el que produje a diferentes artistas del ‘under’ de Barcelona, y comencé a tomarme en serio la música. Pensé “esto lo disfruto y me hace feliz”. Además, era deportista de élite y dejé de serlo por dedicarme a la música.

¿A qué artista del ‘under’ produjiste?

Produje a diferentes artistas del panorama de Barcelona, pero con los que más disfruté por los buenos momentos que me ofrecieron fueron Mario Los Códigos y Boni.

¿Cuál fue el punto de inflexión en tu carrera musical?

El momento clave fue cuando decidí desvincularme del estudio que había creado y en el que había estado trabajando, cuando realmente era mi fuente de ingresos. Me planteé si quería ganar dinero o si quería hacer música. Decidí desvincularme de ese proyecto también gracias a la oportunidad que me dio mi actual productor, Franky, porque me ofreció formar parte de un grupo de futuras promesas que, a día de hoy, ya no son promesas. A raíz de eso, me cambió todo.

Antes de todo esto, ¿tenías pensado dedicarte a la música plenamente o fue algo que, simplemente, llegó en forma de oportunidad?

Antes de dedicarme a la música, yo era deportista de élite y estudiaba marketing. Era una persona que no tenía muy claro lo que quería hacer con mi vida. También es cierto que, desde muy pequeño, comencé a disfrutar con la música y lo tomaba como un hobby. Nunca me imaginé que podía llegar a vivir de la música porque también he sido una persona muy pesimista en ese sentido, pero con esfuerzo, dedicación, tiempo, inversión y suerte, poco a poco estoy consiguiendo lo que quiero. Y quiero destacar el papel de mi productor porque me dio la oportunidad a coste cero de dedicarme a esto. Ya es como de mi familia.

¿En qué momento te diste cuenta de que tu carrera comenzaba a ser más una realidad que una opción? ¿Cómo de rápido sucedió todo?

Me di cuenta cuando hice una canción llamada ‘Cosa de dos’ y subí un trozo a TikTok. Ese pequeño fragmento tuvo 7 millones de reproducciones. Me sentí muy bien porque el feedback de la gente fue brutal y todo el mundo se sintió muy identificado. Cuando se publicó ese tema, fue el primero que llegó a 100.000 reproducciones en Spotify. Ahí sentí un choque que me hizo preguntarme si iba a dedicarme en serio a ello.

Luego, cuando logré un millón de reproducciones en Spotify lo confirmé. Luego llegaron los conciertos y el hecho de conocer a gente de dentro del género. Cuando me invitaron a dar conciertos en otras partes de España, me cambió la perspectiva.

En base a lo que hay publicado de tu obra hasta el momento, hay una constante que se repite: el amor. ¿En qué te inspiras para escribir y componer el ritmo de tus canciones? ¿Tienes algún referente que también haya seguido ese camino?

Durante mi vida he escuchado un montón de baladas de amor y la música que se escuchaba en casa era muy sentimental. De hecho, una de las enseñanzas de mi padre que más grabadas tengo es que antes que un producto somos personas y que es necesario amar para ser humano. Las experiencias que he tenido a lo largo de mi recorrido son las que me inspiran a la hora de escribir y no solo tienen ese uso, también me ayudan a curarme y pueden ayudar a curarse a otras personas que estén pasando por un momento similar cuando me escuchan.

No tengo unos referentes con respecto a esta forma de crear, pero siempre he mantenido que soy fan de cualquier persona que me haga sentir algo porque saber transmitir sentimientos a través de la música es muy difícil.

Has logrado millones de reproducciones en tus temas. ¿Qué ha supuesto eso en tu vida a nivel personal? ¿Cuál es tu próximo objetivo?

En mi vida personal ha habido muchos cambios. Cuando empezamos a sacar música estábamos expuestos a las críticas y al rechazo. Sin embargo, cuando comenzamos a mejorar y a ganar relevancia, llegas a otro nivel de aceptación y de acercamiento. También fueron muy importantes los cambios a nivel artístico porque, cuando ganas presencia, muchos artistas pasan a tomarte en serio y a pedir que colabores con ellos.

Mi próximo objetivo es tratar que alguna canción que interprete en solitario logre alcanzar un millón. Después de eso, quiero llegar al disco de oro, sería como tener el trofeo de la Champions.

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