ACERTIJO: “EL ACCIDENTE Y MI GRAN AÑO DEL FREESTYLE VAN DE LA MANO”

Acertijo se convirtió en uno de los freestylers más importantes de Chile. En 2018 tuvo que convivir entre los éxitos deportivos y las consecuencias de un asalto que le dejó una marca en su mente y su rostro. El rapero de Concepción se repuso anímicamente y sorprendió al grueso del público de las batallas en la Final Nacional de Red Bull, donde quedó tercero y puso en jaque al campeón, Pepe Grillo. Al poco tiempo venció a Teorema y se coronó campeón nacional de Batalla de Maestros (BDM) Gold, lo que lo llevó a competir mano a mano con Aczino, en la edición Deluxe. El increíble camino que recorrió durante 2018 lo llevó a estar entre los seleccionados de FMS Chile.

Por: @Jestraga

¿Cómo viviste el debut en FMS?

Creo que el inicio fue difícil que para todos. Por el debut, por el formato, por el Caupolicán. Es uno de los lugares más grandes donde se hacen batallas en Chile, nosotros no estamos acostumbrados, como lo están por ahí en España. Estábamos todos nerviosos y no nos salió lo que queríamos que nos salga.

Con Ricto fue así. El estaba muy perjudicado por las molestias en la garganta y yo por momentos me desconcentraba. Pero creo que pudimos dar una muy buena batalla. En algún pasaje parecía que la estaba asegurando pero Ricto comenzó a dar vuelta el resultado de la batalla con sus acapelas. Nunca había batallado contra Ricto, fue impresionante el ingenio que tiene, siempre dice frases ingeniosas y con mucha métrica.

¿Tuviste una preparación particular para la liga?

Sí, harto entrenamiento. Hace más o menos 1 año que estoy metido cien por cien en el freestyle. Un poco por los buenos resultados y otro poco por las ofertas de trabajo que me han llegado. Eso implica no solo mucho entrenamiento sino distintos tipos de entrenamiento. En particular para FMS, entreno a diario, con micrófono, en salas de ensayo, todo para llegar lo más preparado posible.

¿En qué rondas te sentís más seguro?

Hay que ir evaluando porque en los entrenamientos me iba muy bien en los hard mode y en las temáticas de 4 compases, pero no tan bien en los minutos libres. Sin embargo, en el escenario, en la cancha por decirlo así, tuve un primer concepto muy flojo. Los easy modes y hard modes también estuvieron flacos, me costó entrar. Luego en el minuto libre pude sacar varios puntos. Hay que trabajar todas las rondas y estar preparado.

¿En qué momento de tu carrera te agarra? ¿Es el mejor?

La FMS Chile llega a culminar o validar cierto proceso que ya llevaba en una tendencia creciente. Todo partió en el 2017, cerrando con la DEM final y luego con una escalada de podios en 2018 que me permitió ser considerado en FMS. En líneas generales es un buen momento. También coincide con algunas incursiones a nivel internacional, pero de todas maneras no hay que confiarse. Ya vimos que Ricto todavía tiene mucho potencial, Stigma está muy motivado en ser de los mejores, quiere ganar la liga.

Decís que tu mejor etapa en las batallas empieza con la final de la DEM y el principio de 2018 pero, ¿cuál fue el camino hacia ese momento?

Yo rapeó desde el 2009, y partí haciendo freestyle, pero en toda mi generación había un boom por hacer canciones, todos hacían temas. Estamos hablando de Salvaje Decibel, Adickta Sinfonía, Movimiento Original, por ejemplo. En ese tiempo, todos los adolescentes que les gustaba el rap hacían canciones. Yo cuando empecé rápidamente ya tenía como 20 canciones hechas, eran todas pésimas pero las tenía. Cuando estaba haciendo mis primeros discos conocí a los chicos de mi crew, que son 3 o 4 años menores que yo.

Por el 2013, 2014 ellos estaban muy metidos con el freestyle y las batallas, a las cuales yo las veía como de reojo. Pensaba que las batallas ensuciaban la cultura, que le hacían mal al hip hop. Pero al mismo tiempo conocí a los chicos más adolescentes que no paraban de rapear. Estaban freestyleando todo el rato y eso me llamó mucho la atención porque el que hace canciones no está todo el tiempo rapeando, sólo lo hace cuando tiene que tirarse un tema. En cambio, estos chicos estaban rapeando todo el día.

En finales de 2014, principios de 2015, tuve una incursión en las batallas callejeras. Fui a una batalla en Concepción y justo faltaba uno para empezar. Me dijeron que me escribiera y gané. Seguí incursionando en las batallas antes de DEM de batallas con buenos resultados. Tuve muchos primeros y segundos lugares pero luego lo deje un poco de lado.

Sucedía que el ambiente no era tan sano, era muy precario. Había poco que ganar y mucho ego. Yo estaba haciendo mi segundo disco, también estaba estudiando y participando de un colectivo político social, por lo que me alejé un poco de las batallas.

Ahí llegaron las DEM Battles que se empezaron a hacer virales en YouTube. Comenzó en mí un ciclo adictivo porque yo iba a competir a DEM, que estaba creciendo mucho, y lo hacía muy mal. Pero esas batallas se hacían virales, o lo que era viral en ese entonces, 30 mil visitas era harto. Yo decía: “30 mil personas vieron lo mal que lo hice, voy a tener que ir de nuevo”. Entonces empecé a ir mucho por el 2017, en la primera generación de DEM Battle, junto a Pepe Grillo, Strakto, Adesong, Joqqer, Rodamiento. Fusok, Raider, entre otros. Pero no me iba bien, casi siempre quedaba cuartos de final.

Sin embargo, llegó el día de la DEM final. Fue la primera DEM con micrófono y yo, que llevaba toda la experiencia de las tocatas, de presentaciones en vivo y conciertos, me vi beneficiado. Toda esa experiencia me permitió agarrar el micrófono y duplicar el nivel mientras que los demás, que siempre les había ido mejor que a mí, bajaron un poco su rendimiento. Ahí comenzó todo. No vi tanto la repercusión porque no tenía redes sociales, ni siquiera Instagram, pero luego empezaron a llamarme a eventos, a ofrecerme viajes por el país. Me llamó la atención porque estaba viajando solo por hacer freestyle. Ahí me puse la meta de mejorar y ganar más eventos.

Y luego vino la revancha en Red Bull después de caer dos veces consecutivas en octavos de final contra Sador. ¿Cómo viviste la tercera participación y tu posterior paso a la nacional?

En 2018 vino la regional de Valdivia. Ahí pude ganar y me confirmé a mi mismo que ya no era solo un torneo. Había conseguido ganar fuera de Santiago y eso también tenía un sabor especial. En Red Bull yo venía frustrado, pero siendo sincero, fueron años en los que no entrené y no podría haber cambiado el resultado.

Era un momento de mi vida en que quería abarcarlo todo. Quería acabar mis estudios competir, trabajar, todo junto. Y en esos días se dio un quiebre en mi vida personal. En un viaje, un pastero, uno de los chicos que están en la pasta base, me quiso robar el celular. Yo quise convencerlo que no me lo quitara pero me acuchilló. En ese momento tuve que parar toda mi vida. Empecé a ver todo desde otra perspectiva.

A partir de allí tuve otro tipo de batallas: contra la autoestima, contra la salud. Tuve que ir al kinesiólogo y al psicólogo.

Me dijeron que tenía 3 meses en los que no podía trabajar, ni estudiar, ni viajar. Tenía que hacer reposo encerrado en mi casa. Por suerte en mi facultad me apoyaron, yo ya estaba haciendo la práctica profesional. Tenia 2 opciones: o me deprimia o hacía algo positivo. Yo recibí toda esa energía negativa y decidí transformarla. Vi una oportunidad en todo ese tiempo libre. Me puse a entrenar sin parar y establecí como meta la Red Bull Nacional.

Me cambió mucho en mi forma de mirar la vida y también las batallas. A veces me preocupaba por ciertas rimas y le daba otro peso a lo que me decían. A partir del corte empecé a entender que cualquier cosa que suceda en una batalla no se compara con ser atacado, con perder un familiar. Comencé a poner prioridades a los problemas de la vida y se me volvio mucho mas liviano batallar.

Esos meses fueron invertir mi tiempo en salas de ensayo, entrenar palabras, entrenar en un escenario, en silencio. Finalmente el gran debut fue la nacional. Recibí críticas de por qué hablaba tanto de mi cicatriz o si de verdad había vencido a la muerte. La realidad es que yo no tenía otra cosa en mi cabeza, eso era justo lo que estaba viviendo. Tenía una carga emocional muy fuerte.

De todas maneras creo que se dio un buen resultado. Quedé tercero y di la que, a mi gusto, fue la mejor batalla de esa nacional, contra Pepe Grillo. Incluso tuvo 3 réplicas y fui el que más cerca estuvo de vencer al campeón. Me fui muy contento, lo evalué como algo positivo. Tres meses después de estar a 1cm de quedar con la cara colgando, a 1cm de la parálisis facial, estaba rapeando en el Caupolicán. Esas son las cosas que de repente no se saben, que desde el escenario no se ven, esa es la historia que hay detrás. Después de eso solo fue disfrutar del freestyle, de ser feliz con la disciplina. Siendo agresivo pero desde la felicidad.

Tres semanas después fue la nacional BDM Gold. Fui a disfrutar, yo me sentía ganador solo estando ahí y fue esa energía la que me hizo ganar. Luego vino BDM Deluxe contra Aczino, a quien también le pude dar batalla.

El 2018 gira en torno a eso, toda esa serie de logros vinieron a partir del robo y el corte. Me hablan del gran momento de 2018 y yo no lo puedo obviar. Más que ver todos estos torneos, yo miro ese proceso que fue de abril a agosto y que permitió todo lo que pasa ahora. El accidente y el gran año de freestyle van de la mano, no existe uno sin el otro.

Mencionaste que tu generación miraba de reojo a las batallas y también que hoy por hoy estás abocado cien por ciento al freestyle. ¿Cómo fue evolucionando su visión acerca de las competencias?

En ese momento pensaba que aportaban demasiada competitividad, mucho ego, mucha disputa de hedonismo por parte de los propios participante y encima a punta de rimas que las mayoría eran obscenas, discriminatorias. Pero había que ir más allá de la crítica, había que pasar a la acción y hacerlo uno mismo.

Empecé a entender que podía batallar y poner en evidencia eso, criticarlo y decirles que eso era ser racista, homofóbico, etc. También empecé a darme cuenta viendo fenómenos como BDM, en donde había gente que sí se lo tomaba muy deportivamente y también gente que lo tomaba sanamente, tratando de poner un mensaje. En Chile ha habido muchos rappers muy raperos, valga la redundancia: Pepe, Teorema, Stigma, Tom Crowley. En sus raps intentan poner cierta lírica, cierta reflexión, más allá de un ataque.

En ese proceso de cambio de visión y mi inversión en las batallas, tuvo mucho que ver Teorema. Somos de la misma región y yo soy 4 años mayor que él. Yo estaba estudiando en la universidad cuando él empezó a tener mucho éxito a muy temprana edad, 16, 17 años, y su familia no lo dejaba venir a competir. Yo era de Concepción pero vivía en Santiago por estudios. Entonces yo me puse en contacto con su familia y empecé a tener muy buena relación con ellos, diciéndoles que el freestyle era sano, que él se podía quedar en mi casa, yo se lo cuidaba. Comencé a ser coaching y director técnico de Teorema.

En la BDM Gold que él ganó, la de 2016, entrenábamos y le decía cómo enfrentar ciertos rivales. Ver a Teorema, con su disciplina y lo puro de su freestyle, me cambió la visión. Hay mucho de mi proceso que se lo debo a él. Tenemos una relación de compañerismo de muchos años, soy como un hermano mayor pero siempre estamos aprendiendo uno del otro.

Los primeros eventos nacionales a mi me tocaba guiarlo, enseñándole cómo tomar colectivos en Santiago y luego en mis primeros eventos internacionales, él me decía cómo hablar con los organizadores, cómo moverme en los aeropuertos. Terminó siendo recíproco. Yo vi su evolución y el la mia.

La DEM fue la primera parada en tu camino de éxitos en las batallas. ¿Qué fue lo que volvió tan especial a la competencia?

Yo creo que la DEM se caracteriza por su variedad. Tiene mucha diversidad y le da vitrina a todas las variedades. El sello DEM logró instalar que no importa cuál sea tu estilo mientras lo hagas bien. Si tú quieres venir a tirar chistes obscenos, es válido, pero hazlo bien. Si quieres tirar líricas con consciencia, también lo puedes hacer, pero debes hacerlo bien, improvisando. Si quieres venir a cantar, o hacer métricas, no importa mientras lo hagas de la forma precisa. Poco a poco se le dio oportunidad a cada estilo. Entonces veíamos una batalla de unos chicos hablando japonés y luego unos chicos haciendo métricas. A la siguiente batalla habían chicos haciendo chistes obscenos y otros soltando flow y rimas políticas. Al final, cada visión tiene su forma de identificarse. Creo que eso logró la masividad que tiene.

Comenzaste como la gran mayoría de tu generación haciendo canciones y hoy continúas como parte Parley. ¿Cómo comenzó el grupo y qué planes tiene para este año?

Parley nace como una crew de chicos que hacían freestyle en Concepción. Un poco reivindicando el freestyle, porque era mal visto sobre todo en la escena de las tocatas de rap. El mismo prejuicio que tenía yo era el de mucha gente.

En 2013 éramos un grupo de 15, como toda crew grande y yo era de los mayores. Nos juntamos los más organizados, nos pusimos la meta de hacer un disco. Obviamente, cuando se agita un poco el árbol, las  manzanas más flojas empiezan a caer y quedamos 7. Ahí se pactó y se dio forma al grupo. Hicimos la composición, el videoclip y el disco.

Este año queremos sacar 4 videos como grupo y además cada integrante sacará su material. Yo con Slater voy a sacar un disco. Es casi todo material que ya está grabado y que poco a poco irá saliendo. Se va a cosechar algo que se sembró hace 2, 3 años. La meta es poder hacer que el grupo sea sustentable. Lograr que todos los integrantes no deban tener un trabajo paralelo y que puedan estar enfocados en la música.

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