¿QUÉ SIGNIFICA LA VIGENCIA DE LA VIEJA ESCUELA?
El año de los bicampeones es una realidad, y las figuras que obtuvieron victorias en el pasado vuelven a dejar claro que son pesos pesados. ¿Es esto una virtud old school o un defecto de las nuevas generaciones?
Por: Flor Viva (@florviva)
Con el incuestionable segundo campeonato de Tata en la Red Bull Argentina del 21 de noviembre se terminan de alzar nuevos interrogantes y nuevos debates al interior de la comunidad del freestyle. Esto, por supuesto, acompañado de los previos bicampeonatos de representantes de la vieja escuela como Stick en Perú, Skone en España y Elevn en Colombia, y de la presencia en esta internacional de figuras que vienen arrollando el panorama desde hace años, como es el obvio caso del mexicano Aczino.
Lo cierto es que en el último tiempo los parámetros mediante los cuales se valora la disciplina han ido achicándose y especificándose crecientemente. A pesar de algunas excepciones que hallamos en raperos que logran librarse de ciertas limitaciones impuestas, la gran mayoría de los torneos y las competencias evalúan a sus participantes a través de criterios un tanto lineales que hablan de una excelente atención al detalle y a la complejidad, pero también de cierta desestimación de algunos elementos que son cruciales para perfiles de espíritu más rapper o de habilidades que no son tan tenidas en cuenta en algunos formatos.
Esta manera de evaluar, por supuesto, también nos lleva a pensar en los entrenamientos y las ambiciones técnicas de los MC’s, que a través de diferentes grupos y tipos de práctica y preparación (e incluso ninguna preparación en absoluto, en algunos casos) van moldeando sus perfiles y sus fortalezas. Tomando el ejemplo más reciente, el subcampeón Wolf entrena con el reconocido docente y ex jurado de FMS, Infranich, quien tiene por característica focalizar en recursos estratégicos y de armado estructural. Tata, por otro lado, ha mostrado su particular forma de práctica en su programa DAMN!, reforzando cuestiones narrativas y de variaciones de flow. Los MC’s que quizás erróneamente son etiquetados como “deportivos” muestran cierta tendencia a uno o dos tipos de estructuras en su armado de patrones y barras, así como un freno y una pausa, una división rítmica cada cuatro barras. Otro ejemplo son las estrategias que afilan, que tienen como prioridad llevar al oponente a los debates que más convenientes les sean. El riesgo de este tipo de desempeños es apoyarse de más en el efectivismo (algo que ha incluso mencionado como falencia el multicampeón Aczino) de pegar con herramientas que pueden ser predecibles, de verse obligado a dar lo que el jurado se supone que espera oír, o —como mencionaremos en breve— chocar contra MC’s que no tienen problemas para desarmar estrategias ajenas. La sobreadaptación a los formatos y las consignas tiene como doble filo el hecho de que se premien crecientemente las mismas características en los freestylers, algo que al tener dos competidores de estilos similares puede tener buenos resultados, pero que hace sonar varias alarmas para tener en cuenta al evaluar un cruce entre dos MC’s que contrastan más.
En cuanto a la relevancia de la presencia actual de figuras que no se criaron en el freestyle con estas percepciones más modernas, los motivos son muchos y en la mayoría de los casos estilísticos, contando incluso ciertos ecos de la vieja escuela en algunos raperos de las últimas camadas también.
Para comenzar es interesante nombrar como casos desde los que partir para el análisis a los bicampeonatos que mencionamos y la vigencia o el regreso de raperos como Dtoke, Stigma, Chester, Klan, Elekipo, Acru, Dani, para dar algunos ejemplos. Todos ellos son actores que de una o de otra manera se paran en la vereda opuesta de algunas convenciones actuales. Entre ellas saltan a nuestra atención la manera de estructurar su rapeo. El menor corte de patrones y la mayor fluidez en más cantidad de barras consecutivas es algo que se subestima constantemente y que lo vemos en figuras actuales, en estilos como los de Bnet y Joqerr, y que pudimos ver en la run del Tata sin duda alguna. Las maneras de encarar las instrumentales también proponen un debate en este sentido, siendo una característica más común en este tipo de competidores la capacidad de mantener un fuerte agarre sobre las instrumentales por mayor tiempo (incluso los raperos más rudimentarios en cuanto a habilidades para las variaciones en el flow).
Sin embargo, quizás el contraste más evidente tiene que ver con el contenido y los ángulos para volcarlo, los recursos argumentales diferentes entre generaciones. Las elecciones para encarar los debates que se dan en las batallas son parte de estrategias que van desarrollando los MC’s, pero es cierto que desde la vieja escuela del rap las estrategias se van desdoblando a partir de los sucesos en cada enfrentamiento. Esto implica que, como en el paradigmático caso de Mecha vs Tata en esta Red Bull 2020, casi se de como una conversación, como una discusión. Tanto Mecha como MP, e incluso Wolf, un perro viejo que ha tomado la iniciativa de entrenarse en las técnicas que más se ven en estos días, encararon sus batallas argumentalmente desde dos puntos claves: arrastrar a su rival hasta terrenos donde ellos se hallen cómodos, sumado a una serie de permanentes ataques de pequeños a medianos, siendo MP el que más golpes pudo propinar de los tres.
Pero lo interesante es la manera de recibir esos golpes que tuvo el campeón del 2012: Tata se encargó, golpe a golpe, estrategia a estrategia, maniobra a maniobra, de rebotar todos y cada uno de los ataques. ¿Cómo? Sin dejarse llevar, con los pies sobre la tierra, desde una elegante simplicidad, desestructurando los muros estratégicos de sus contrincantes. Estos rasgos se pueden ver en otro de los más relevantes bicampeones del año: Skone. Es su estilo también, quizás más desde la picardía y la parodia que desde la musicalidad y la respuesta dura, y de varios otros referentes de los campeonatos de Red Bull del 2016 hacia atrás.
La convivencia entre las generaciones de competidores revelación nuevos llenos de talento y de los old school que no paran de sorprender tras tantos años de carrera es algo que construir y atesorar. Esta segunda mitad del 2020 ha sido crucial para marcar la relevancia de construir este tipo de discusiones hacia adelante con madurez. Y es solo posible con la apertura de criterios, con la diversidad de competidores y competidoras, con la valoración justa de cada MC en su propio estilo y también en contraste con quien compita. Es algo para disfrutar, y un hecho que este año nos brindará una excelente internacional plagada de nombres legendarios, pioneros de la historia del freestyle hispano, y raperos que vienen demostrando que redoblan el legado de las batallas de rap en el mundo competitivo.
El punto central radica en que Tata es un rapero que a la hora de batallar sostiene un concepto, sostiene un argumento y se dedica a golpear al rival, que en última instancia, de eso se trata: un diálogo argumental, no jugar a quien rapea mejor (en términos de habilidad técnica).
Las técnicas, las variaciones, el flow, fundamental, pero siempre y cuando se utilice para aportar a este argumento y no sea relleno.
Tata se diferenció del resto porque proponía un reto argumental, algo que desequilibro a algunos competidores que están más acostumbrados a rimar con patrones o barras más simples pero con más flow, creo que ese fue el punto cruncial para que ganará este año.
-Gustavo Woltmann.