LA SOBREEXPLOTACIÓN DEL 4X4 EN LAS BATALLAS

Tras la constante innovación que se venía buscando en el mundo de las batallas, las grandes organizaciones parecen haber encontrado una fórmula o plantilla para las competencias de alto nivel, algo que parece funcionar en su espectáculo, pero que ayuda a alimentar lo que se busca evadir para su público más fiel, la temida monotonía.

Por: Jesús Díez (@jdiez08)

El panorama batallero ha evolucionado y mutado exponencialmente en el último lustro, no solo sus competidores y complejidad lo han hecho; diferente público ha ido llegando, infinidad de organizaciones tanto en el under como al más alto nivel han apostado por ello y esta heterogeneidad también se reflejaba en sus formatos.

Todos querían diferenciarse, buscar algo que jamás se hubiera hecho (competencias por equipos, por parejas, uno contra siete…), y también en sus propias rondas (con palabras, temáticas, acapella y un largo etc.) un formato, agrupado y reflejado en una de las competiciones reinas del momento como es FMS y que tan buen resultado ha cosechado.

Sin embargo, fuera de esta mayor, cada día es más fácil anhelar y ver un tanto extraño formatos que formaban parte del abc de las batallas. Cuando se anunció el pasado año que la Internacional de Red Bull inauguraría sus octavos con minutos clásicos, muchos de nosotros lo vimos como algo casi vintage, pero que sin embargo, siguió dejando constancia una vez más del buen resultado que se puede obtener de estos experimentados formatos. Es cierto que el público adora la sangre, pero en la búsqueda de esa agresividad y momentos de explosión, se ha empezado a espectacularizar el circuito internacional para la gran accesibilidad de nuevos targets.

Algo que también sorprendió al verlo aplicado en una competición íntegra como fue la Nacional de Red Bull en Argentina, que salvo un minuto entrado con calzador en la final, todo fue compuesto por entradas 4×4, donde sin duda, privó muchos de los highlights que MCs como Trueno podrían haber ofrecido esa misma noche.

No hace falta retroceder en demasía para obtener otros ejemplos, y es que las diferentes ediciones de God Level que se han celebrado durante el tramo final de 2019 y comienzos de este, han aplicado una vez más estos intercambios en un formato en el que tienen aún menos sentido, ya que se borra parte de la esencia que supone competir en pareja. Es cierto que batallas virales como Zasko-BTA vs Skone-Chuty tuvieron un gran impacto como para que se busque repetir la fórmula, pero no hace falta decir lo que se ha conseguido en otras ocasiones al juntar a los mejores en un solo equipo, claro ejemplo encontrado en Aczino, Chuty o Kódigo.

Con este debate abierto, varios competidores de gran calado internacional no desperdiciaron la oportunidad de dejar su opinión al respecto, bien sea Vallest en la primera fecha del All Stars o RC de forma previa a la jornada final, coincidiendo ambos con la misma corriente de opinión, y es que poner a batallar a dos parejas con este formato, no deja de ser una batalla a cuatro. Donde si de verdad se quiere potenciar y valorar esa compenetración, habría que implementar las entradas 8×8 o los minutos clásicos.

Buscar el efecto de efervescencia en el público con rimas e intervenciones épicas de diez segundos en busca de la viralidad, no debería sustituir a esos minutos que quedan en la memoria de los amantes del freestyle palabra tras palabra. La innovación y las nuevas fórmulas deben seguir su curso, pero sobre todo deben saber convivir con la cultura asentada y probada de las batallas y poner siempre por encima el máximo nivel de los competidores antes que el máximo de visualizaciones en YouTube.

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