RED BULL SEMIFINAL ALICANTE: EL PRIMER DÍA DEL RESTO DE TU VIDA

Si Red Bull es la competición por excelencia dentro del circuito de las batallas de gallos, no es por casualidad. El show, la espectacularidad, las emociones y la épica se imponen a la racionalidad para dar cabida a narrativas como la de Gazir, cuya vida, después de llevarse el triunfo ante Zasko Master, jamás será igual.

Por: @davidtimon_

El runrún de las grandes ocasiones no tardó en aparecer. Gazir hizo suyo el guion que necesitaba para ser el protagonista de uno de esos grandes días que solo la factoría Red Bull puede producir en el mundo de las batallas de gallos. Empezando con Hardem, la historia del joven asturiano siguió, paso por paso, el proceso de todas cuantas han servido para formular un patrón: anonimato, expectación, conquista, confirmación y elevación. En solo dos minutos, Gazir pasó de ser un desconocido a ojos del aficionado estándar a las batallas a posicionarse como uno de los grandes favoritos de su rama, en la que habría que escalar por encima de Errecé y BTA antes de llegar a la final.

Hardem llegaba ilusionado e, incluso, despertaba algo de interés e ilusión entre el público alicantino. Algo que, como se ha demostrado, es mejor no tener de tu parte para mantener intacto el efecto sorpresivo de tu estilo. Así, Gazir aplastó a Hardem en mayor paliza de la tarde. “¿Por qué toda una ciudad se está riendo de ti?” y un estímulo instantáneo con la madre del malagueño, que estaba grabando la batalla en primera fila, bastaron para que las gradas tuvieran un pensamiento único tras la batalla: que vuelva a aparecer cuanto antes.

Antes, cabe destacar que el asturiano dejó muestras más que representativas de su personaje: Gazir es sangriento y agresivo. Su manera de batallar nace y muere en el punchline. Prioriza los ataques directos sobre la sobrecarga de los patrones y, en muchos casos, incluso de los adornos métricos, técnicos o musicales, si considera que su última barra puede perder potencia.

Partiendo de esta base, cabría esperar que su puesta en escena fuera aplastante, pero nada más lejos de la realidad. Es un demonio con apariencia de “niño” preadolescente, más bien bajito, y gestualmente controlado. Pero todo ello se desvanece cuando va a llegar al punchline. Su voz se rasga y agrava tanto como sus cuerdas vocales le permiten y agresividad de su acting bastan para hacerse gigante sobre el escenario.

Por si fuera poco, Gazir no pierde distancia con el resto de destrezas y, además, vive de los estímulos y de la inmediatez. De hecho, en su primera ronda a 4×4 dejó una serie de contestaciones al instante apoyadas sobre la última barra de su oponente poco habituales en los formatos actuales. Gazir no repetía la última frase de su rival para rellenar sus patrones, sino que recogía el concepto del rival para responder sobre su misma terminación. Después, tres barras esperaban por delante para volver a recargar su punchline.

Esta viveza y naturalidad la siguió demostrando en cuartos de final. Ante un apagado Errecé, al que se vio faltó de energía, Gazir improvisó un minuto con objetos de primerísimo nivel. Ataques rebuscados, poco frecuentes, dañinos, ingeniosos, pero, sobre todo, instantáneos. Algo que el público siempre necesita antes de consagrar a una nueva promesa. Sin la posibilidad de que existiera duda alguna, terminó de formular la ecuación por la que el novato e inexperto se enfrentaba a uno de los máximos exponentes históricos del país.

El resultado, teniendo en cuenta que Errecé no estuvo cómodo en ningún momento, fue el esperado. Gazir se enfrentaría en cuartos a BTA que, un día más, estaba siendo el mejor y más regular de la jornada. El valenciano tendrá una última opción de engancharse a la nacional en la Última Oportunidad de Gijón.

Por el otro lado del cuadro, Zasko Master hizo valer su experiencia, su localía y su asentada posición en la élite para ganar sin problemas a todos los que se le pusieron por delante hasta llegar a la final.

Cronos, que se clasificó para su primera nacional gracias a su cuarto puesto, eliminó a Hander antes de caer contra el alicantino. El otro exponente valenciano, igual que le ocurrió a Errecé, perdió la oportunidad de quedar quinto y tendrá que viajar hasta Gijón para conseguir un puesto en la final de Barcelona.

Fue Botta quien quedó en quinta posición y sacó su billete por segundo año consecutivo para la Nacional. Más constante, más electrizante y, sobre todo, más entretenido que sus rivales, que rayaron la apatía y acusaron la rutina más que nunca.

Y esta es otra de las grandes rarezas de Red Bull, con efectos y consecuencias únicos. Porque, volviendo al cruce que enfrentaba a BTA y a Gazir, la realidad es que el pelirrojo completó una primera ronda notablemente superior a la del asturiano. Y en el parejo 4×4 posterior, en el que Gazir estuvo levemente por encima, las sensaciones que se respiraban tras el final de la ronda eran totalmente inverosímiles. Gazir fue constante y soltó frases de mucho nivel que, por unos motivos u otros, nunca tocaron la excelencia (la primera rima sobre la NBA es una respuesta de la ronda anterior y no al ataque de BTA, en ocasiones repite dos barras de relleno idéntico para llegar al punch y otras tantas construye los patrones sin demasiada coherencia). Pero BTA tampoco consiguió una renta ni ejecutó ataques tan potentes como para conseguir diferenciar claramente su posición dentro de la batalla. Este titubeo y sensación de igualdad, donde el público deseaba atender al nacimiento de una nueva estrella, culminó con uno de los momento más épicos del años: la última respuesta de Gazir.

BTA cierra la batalla con una rima (“la antorcha humana en la Casa de Papel”) de altos vuelos. Mbaka canta tiempo y el asturiano aparece para dejar una secuencia que desequilibró por completo la balanza: “acababa yo, acababa yo en el rap. Acababa yo, a mí Mbaka me da igual. Querías dar la campanada en la nacional y acabas como las campanas de Notre Dame”.

Por todo lo que implica silenciar al speaker, imponerte (justamente) a una situación que se da de manera más común de lo que debería -rapear un turno menos que tu rival- y soltar una respuesta tan potente con esa energía, todo ello en cuestión de milésimas de segundo, Gazir se lleva la batalla. Desdibuja todo el camino previo que se había dado durante toda la batalla e instala en la mente de jurados, público y freestylers que la batalla solo puede ser suya.

Red Bull vive de la magia, los momentos y las emociones. Los jurados alzan el brazo, no puntúan patrón a patrón, ni aíslan los fenómenos para juzgarlos racionalmente. Sienten y deciden en base a sus sensaciones. Así, cuando Gazir cierra la batalla y el último recuerdo que deja de la misma es una actuación de calado semejante, con el público coreando su nombre, sus compañeros con las manos en la cabeza y los speakers dando saltos de pura excitación, solo queda pasar a la final.

Esto viene a demostrar los rasgos que hacen de Red Bull una competencia única y que ayuda a poner en perspectiva a los raperos de élite que, años tras año, mantienen su nivel y no se bajan de la escena. Probablemente, ser favorito en el torneo de la bebida energética sea más difícil que en ningún sitio. La gente, por instinto natural, quiere ilusionarse, salir del estadio con una historia que contar y vivir experiencias nunca antes vividas. Y para ello, los freestylers ‘de siempre’ deben anular por completo las opciones de cualquiera de los novatos de despertar esas emociones en el público. En el momento en el que consiguen sembrarlas, la narrativa del matagigantes empieza su imparable discurso. Comprendan a Chuty, Skone o Arkano y valoren a Blon, BTA o Errecé.

Tan imparable, que ni el propio Zasko, el tercero y último en esta retahíla de MC’s de élite que Gazir tumbó en su periplo hacia la gloria, pudo hacer nada por evitarlo. Llegó a la réplica, pero su propio público quería nuevas caras en circuito.

El asturiano mantuvo la concentración hasta el último segundo surfeando el tsunami que el mismo había despertado y Zasko no aguantó con el nivel mínimo exigible para generar dudas en la votación. Gazir ya es campeón regional de Red Bull. Desde hoy, empezará a entender lo difícil que es ser favorito en la competencia más mágica e imprevisible que existe. Ya está en el otro lado. Bienvenido a tu nueva vida. Prepárate.

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