YO DIGO: EL LEGADO DEL QUINTO ESCALÓN
El 11 de noviembre toda la escena se vestirá inevitablemente de negro: con un evento por todo lo alto, solo como su funeral merecería, El Quinto Escalón echa la valla a cinco años de puro freestyle y esfuerzo para llegar a lo más alto. DJ’s, MC’s, hosts, y fans, todos por partes iguales, echarán alguna que otra lágrima viendo a sus chicos ya mayores echar tierra encima de lo que construyeron.
Todos lo conocen en mayor o menor medida, y es que la huella que han dejado el popularmente conocido como Kingto y sus organizadores Muphasa y Alejo en el marco de las batallas de gallos, ya no solo a nivel de Argentina ni de Sudamérica, sino llegando incluso a cruzar el charco; es demasiado profunda como para ser borrada por el viento.
Como particular homenaje, desde El Estilo Libre queremos recordar todo aquello que sus populares batallas bajo beatbox han dejado como herencia a una cultura que, si a alguien debe agradecer su crecimiento, es a los chicos de la escalera. Veamos que es lo que nos ha hecho aprender la sabiduría de su calle.
Sangre fresca
De la cantera del Quinto han ido saliendo numerosos candidatos a formar cola para llegar a lo más alto. El mejor ejemplo es el de la final nacional de la Red Bull este mismo año: su semifinal contaba con tres asiduos a sus parques y la final fue entre dos de ellos, Wos y Klan. Así, la emoción ha vuelto a las más grandes competiciones justo desde abajo, desde el underground. Tal era la incógnita en cuanto a las apuestas de la fecha que muchos afirmaban que este año cualquiera de la lista podría llegar a coronarse.
Hasta el clásico más clásico del Quinto Escalón llegó a la Red Bull en la segunda ronda.
Claro está, quedarse en eso sería negarse a ver más allá, pues el mérito que ha tenido un evento tan abierto y accesible, donde cualquiera con un mínimo de ganas podía llegar y anotarse en lista para participar contra decenas de grandes MC’s, mejorar un fin de semana tras otro y llegar al nivel de los mejores en la materia, no tiene precio. El mejor ejemplo lo tenemos en el propio Wos, que dejó de lado el freestyle temporalmente para volver años más tarde a enfrentarse a otros dada la energía que erizó su piel desde ese descampado en Buenos Aires que tanta pasión levantaba en sus compañeros.
Voz a los jóvenes
En relación al punto anterior y sin discriminar a nadie por su edad, hay que tener en cuenta varios datos que, aunque vagamente forjados, apoyan este argumento: Aczino, Chuty, Arkano, Skone y Wos son los grandes favoritos para llevarse la corona en la competencia internacional de Red Bull este 2017. Todos ellos comparten algo, y es que superan la veintena con holgura. Todos, claro excluyendo a Wos, que apenas llega a ella.
Hay claros precedentes de como el freestyle ha apoyado (a veces, favorecido) a los gallos más pequeños. Arkano, victorioso en la final de su campeonato contra Mowlihawk en 2009 con tan solo 15 años, hizo vibrar a toda la escena por la, por aquel entonces, inusual habilidad que a su edad manejaba. El Quinto ha dado a luz a Trueno, Luchito o Replik, pero también vio los inicios de Dani, Ecko, Dam, MKS y una larga lista de nombres cercanos al estrellato que ya despuntaban a escasa edad. Su cuidado trato y apuesta por que estos niños prodigio pudieran rapear junto a otros han sido los culpables.
Trueno es uno de los jóvenes talentos que estará el 11 de noviembre en la despedida del Quint0.
Además, en ningún momento parecen querer lucrarse de ello, su intención no es exponerlos como monos de feria. En cada directo, no olvidan ni a padres, ni a madres, ni a abuelos ni a hermanos a la hora de dar los agradecimientos propios, de invitarles a que vuelvan a ver a sus querubines y de animarlos para que sigan con la pasión que los mueve; lo que es de agradecer tanto para una cultura que muchas veces suele ser mediatizada como algo vandálico (aunque, por fortuna, cada vez menos) como para dar ejemplo a los familiares de los raperos de otros países que vilipendian una afición tan aparentemente incorrecta.
De mayor quiero ser como Ecko
Esto es algo polémico de aclarar, pero para bien o para mal, es innegable que uno de los precedentes sembrado por los argentinos es que han creado una nueva base de fandom que se ha extendido por todo el globo. Es cierto que muchos otros ámbitos más tóxicos han influenciado a que sus fans se vean derivados a sus famosas batallas por compartir un aspecto u otro, pero debemos asimilar que gran parte de la fama que hoy por hoy poseen los del Quinto Escalón se la deben a estos.
Los raperos del Quinto son chicos normales que van a la escuela o a sus trabajos durante la semana y esperan con ilusión el domingo para pisar el Parque Rivadavia y levantarlo con sus rimas. Tras ello, vuelven a la normalidad, pues son eso, gente normal y corriente. Es extraño entonces ver como el fanatismo surgido a su alrededor los trata como algo cercano a superhéroes. Hay auténtica admiración en la mirada de esos niños, y como si de jugadores de fútbol, actores o auténticas superestrellas musicales se tratara, son endiosados por unos ojos que brillan cada vez que los ven abrir la boca.
La primera rima de Wos en la pretemporada es un ejemplo de como creció el fandom.
Sea algo pernicioso o una recompensa tanto para ellos como para el colectivo, no se puede negar que sea cual sea la visión de estos seguidores, es algo enternecedor y pasional que por practicar algo que te encanta y se te da bien, haya personas que dediquen tanto tiempo a premiar tu esfuerzo. De ellos han aprendido muchos otros en muchas coordenadas distintas. Solo podemos esperar que con su crecimiento ese afán no se desvanezca como una nube en verano.
Como en el Quinto
Esto es algo más que evidente. Batallas de calle ha habido siempre. Alguien se sentaba en un banco aislado del parque, el gentío se reunía a su alrededor, y aquellos interesados se acercaban, intercambiaban un par de palabras con el individuo y esperaban pacientemente su turno. Hasta ahí, todo correcto. Lo que sucede es que lo de siempre se suele tomar al pie de la letra si juntamos rap y calle en la misma frase. Nada evolucionaba, ni los formatos, ni los beats, ni los cuadrantes… y llegamos al día de hoy.
No es muy distinto el modus operandi de los del Kingto, solo que las diferencias son bien palpables. ¿Beats? Iacho tiene un talento espectacular para eso, es mejor dejar los altavoces en casa y que sus capacidades se impongan siendo fiel a las raíces a la vez que las renueva. ¿Mucha gente y un cuadrante irregular? Pues se hacen batallas de tres, cuatro o cinco si hace falta, nadie va a quedar fuera. Poco a poco, a base de recelosas preguntas retóricas (y no tanto), fueron forjando un imperio que pocos lograrían superar jamás: lo único que podía hacer el resto es tomar ejemplo.
Las batallas a cuatro dejaron increíbles rimas como en el especial 2vs2 del pasado noviembre.
Es innegable como colectivos como el muy conocido Full Rap tomó nota de qué mejoraba la fórmula de las batallas en calle, importando y adaptando un esquema similar para España. Visto así, podríamos resumir todo el artículo en este punto, pues no es lo único que hemos aprendido de ellos, aunque sí lo que sí se reconoce más abiertamente. Los formatos, el trato a los Mcs, el manejo del transcurso de un evento… todo, prácticamente, ha sido importado a otros territorios.
¡Respeto!
Dejando todo lo comentado atrás, cabe entonar un mea culpa, pues no todas las tareas de la lista están tachadas. Bien es cierto que en la recta final del Quinto la historia ha variado un tanto, pero eso no quita que en el resto de parques donde el rap habita no pueda dejar de aprender de ellos.
Una imagen que a muchos argentinos resultaba de sentido común, a muchos españoles (por poner un ejemplo cercano), no dejaba de asombrarles: cientos de personas llenando metros y metros de asfalto en completo silencio, velando por el espectáculo, reaccionando y apoyando cada rima y respetando a quienes libraban el duelo. Batallar en España no es imposible ni peligroso, pero es algo que, como en muchos otros sitios, falta por conseguir, ya sea a nivel de presencia, educación o ímpetu.
Lo mejor de esto, es que no solo el fenómeno se extiende al público, sino que dicha realidad se palpa en cada rincón que ocupan los presentes. Hay auténtica sangre sucia en muchos de los patrones del Kingto, pero en muy escasas ocasiones eso ha terminado por ensuciar la esencia del free por la que velan los de Buenos Aires. Aunque ese día haya horas de por medio, problemas y complicaciones propios de cada batalla, siempre hay una sonrisa, un grito y una fuerza inusitada en cada final, cuando ya la luna asoma. Es esa su esencia. Eso es El Quinto.
La familia creada en el Quinto es un ejemplo para las competiciones de todo el mundo.
Sin duda, es una pérdida enorme para todos, pero no por ello una mala noticia. El mundo ya ha aprendido lo suficiente de sus proféticas enseñanzas, ya han arado el camino, ahora no será tan arduo el plantar la semilla y cuidarla. Tampoco podemos olvidar el hecho de que los proyectos de manos de sus dos mentes pensantes están muy cerca de llegar a buen puerto, y viendo lo bien que hacen las cosas, no podemos dejar de pensar en como crecerán los pequeños retoños de la escalera. Hay que ser optimistas y, sobre todo, disfrutar al máximo el próximo 11, dejando que el silencio y las lágrimas le haga llegar nuestros agradecimientos al legendario Kingto.