NOT VERY FUNNY: LA HISTORIA DEL SELLO AUTOGESTIONADO QUE BUSCA REVOLUCIONAR LA MÚSICA
Inspirados en la experiencia de J. Cole y Tech9, los jóvenes raperos Bisherop y Kennedy idearon un sello autogestionado que ni la pandemia pudo detener.
Por: Lucas Pino González (@Lucas_Pino Kenn91)
Los creadores del sello autogestionado Not Very Funny (NVF) concuerdan a menudo. Humor, intereses, valores. Entienden a la música como un acto revolucionario, por eso el primer match entre los dos jóvenes fue durante la escuela secundaria y gracias a lo que nadie más escuchaba por ese entonces: Die Antwoord, Snoop Dogg, Ice Cube, Eminem, N.W.A. y Tupac. “Yo ya venía del Hip Hop”, recuerda el MC, productor y beatmaker Bisherop, que para sus compañeros de curso “era el raro de la ropa grande, el que medía un metro cincuenta y usaba pantalones gigantes”, mientras que su amigo y socio, el rapero Kennedy, “era el raro de la ropa oscura que venía del metal”.
Ambos coinciden (otra vez) en que los unió la diferencia, no así el espanto. “Hubiéramos querido o no, la vida nos fue juntando para trabajar”, confirman al pasar y recuperan al unísono el mito fundacional de NVF: la idea surgió de forma espontánea, como un golpe de rayo, cuando comenzaron a improvisar, componer y escribir sus propias canciones. Tres años, treinta y pico de lanzamientos y decenas de miles de reproducciones después, conforman una de las factorías más interesantes y pujantes de la escena local, continuando así -¿sin quererlo?- con el linaje de Nucleo a.k.a. TintaSucia (Triangulo Estudio), Frane (Del Sur Estilo Estudio) y, más recientemente, del colectivo Nehuen Arte.
“Siempre quisimos ir en esa dirección, la única que encontramos para ser realmente auténticos y no perder de vista nuestra identidad”, comentan. “Tiene mucho que ver con música que nos llega, en la que nos apoyamos a diario, la que realmente nos llena, con nuestra idiosincrasia, lo que entendemos por arte y la gente que nos influencia”, agregan y entre sus referencias ineludibles aparecen Tech9, J. Cole y Dr. Dre, quienes además incursionaron en el empredurismo.
Con el Excel a mano, informan que el balance anual resultó “bastante positivo”, pese a la pandemia. Está lo que hicieron, “que fue mucho teniendo en cuenta el contexto”, como los Cara a Cara, una suerte de BZRP Music Sessions low-fi, y lo que queda por hacer, la publicación de canciones, videos y un eventual primer EP, el proyecto más ambicioso hasta el momento. “No nos paró nada. Elevamos el level, estamos mucho más organizados. La pausa nos sirvió para focalizarnos y afianzarnos como grupo, para parar la pelota y marcar el objetivo”. Así y todo, asumen que negocio y arte, al igual que iglesia y estado, son asuntos separados: “Preferimos no hacer la cuenta de todo lo que llevamos invertido, porque esto va más allá de una cuestión de rentabilidad. Por lo menos en nuestro caso, que hacemos esto por amor”.
Y si bien hoy por hoy Argentina está pidiendo perreo, la grey que completan Farwell, LuckyLS, Genezsi (única mujer) y Mueka (hermano menor de Bisherop) nunca traicionó su filiación al rap de la vieja escuela. Es decir, reales hasta la muerte. Según Kennedy, que ostenta el flow más hardcore de la plantilla, “cada cual tiene un estilo bien marcado”, sin embargo, aclara que todos pueden funcionar con todos, “porque sabemos que le gusta al otro”. De acuerdo a su compañero, el reflexivo de la crew, la clave está en que “somos amigos de toda la vida”.
Buena parte se conoció en la escuela o bien en los pasillos del Barrio Comandante Luis Piedra Buena, un combinado de monoblocks enquistados en el barrio porteño de Villa Lugano, donde funciona la base de operaciones del sello. “La vida acá es bastante normal”, señala Bisherop al respecto y, desde el ojo de la tormenta, confiesa que la estigmatización de clase es “una mancha difícil de sacar”. Pese a eso, para él hay un sentido de pertenencia “muy puro” entre los vecinxs.
A fines de los 90, Viejas Locas inmortalizó ese paisaje en el icónico videoclip de “Homero”. Lo mostró rockero, gris y adusto. Tras dos décadas, sigue siendo territorio del proletariado, pero “la arquitectura es una belleza y los colores varían. La mayoría de los edificios están pintados de blanco. O Amarillo. Abajo, en la base del barrio, hay graffitis y hasta réplicas de Picasso”. Además, y como un signo de época, “hace seis años empezaron a aparecer los primeros raperos: al principio uno, después dos y de repente explotó. Ahora puedo decir que Piedra Buena es súper rapero. Acá hay gente grande que rapea y lo hace bien. En serio, con sentimiento. Se nota que no lo está haciendo sólo para joder. Lo hace de corazón”.
Es bueno ver una agrupación musical tan fiel a sus inicios y a su sello característico, mantener esa genuina personalidad los impulsará al éxito.
-Gustavo Woltmann.