EL FREESTYLE COMO COMPOSICIÓN ¿OPUESTO O COMPLEMENTO?

En las batallas de freestyle la composición no tiene lugar, pero ¿qué sabemos del lugar del freestyle en la grabación de cyphers o la composición de canciones? Un vistazo alrededor de esta relación más complementaria que contradictoria.

Por: Flor Viva (@florviva)

El peso emocional y poético que puede tener la lírica de una canción en contraste con la priorización de la melodía o el ritmo es algo que definió al rap post 2010 a nivel mundial en lo que se llamó “la nueva ola del lirismo.” Cuando usamos este término nos referimos a la adjudicación del foco casi absoluto en las letras, con bases que tal vez se caracterizan por tener mayor simpleza, o quizás dejando de lado elementos como la entonación del MC y lo relativo a la estética del sonido. Y con las letras estamos, por supuesto, también refiriéndonos a la métrica de los versos, el contenido a trasmitir, el esquema de las rimas y elementos similares.

Numerosos artistas del trap y rap internacional han comentado como se lleva a cabo su proceso de creación artística, y muchos de ellos incluyeron al freestyle como herramienta para componer sus canciones. La improvisación real, la que nace al principio de un verso sin saber cómo ese verso va a terminar, les permite quizás conectarse con el  mensaje que quieren transmitir o la idea que quieren desarrollar de una manera más espontánea y directa, casi involuntaria. Hay improvisaciones que tras pulirlas un poco, incluso con postproducción, terminan transformándose en grandes canciones con muchísimo éxito; sin ir más lejos “Azul Y Oro”, el último tema lanzado por Trueno, fue parido de esa manera. Sin embargo, una improvisación que es moldeada y adaptada por un artista previo a llegar a un estudio es algo muy común entre artistas de los géneros que atraviesan el hip hop, y no solamente en el habla hispana.

Paso previo a las canciones concebidas como tales, se encuentran los famosos “cyphers”, que se caracterizan por ser mayoritariamente frutos de un freestyle, pero cuentan con cierta crudeza y menor estructura que un tema. Esto no quiere decir que sean inferiores en calidad, sino que justamente con menor trabajo de producción y menor cantidad de tiempo, que el producto sea muy bueno quiere decir que hay por detrás un talento significativo.

Un ejemplo más que atinado es el cypher lanzado a fines del 2019 por Acru junto a Santoz, Kelo, Kundo, Brapis, Urbanse y Saje: líricas potentes, una base sencilla y brillante, un mensaje de identidades diferentes pero que muestra cierta unión en los conceptos. Incluso en muchos casos, las bases pertenecen a los beatmakers y no a los MCs, como es el caso de DJ Pela, quien ha creado beats para muchos de los cyphers más exitosos del 2019 producidos por El Triángulo Estudio, y que también pudimos escuchar sobre sus platos en competencias como The F*cking King.

Un gran cypher también allí nacido es el de Asterisco (hoy con el a.k.a. El Indio) que nos deja un mensaje contundente y real como pocos; o el de la uruguaya Clipper, con un beat de Zone, que es de los de más alto nivel salidos de ese estudio.

Como primera aproximación a un producto final más aceitado, el freestyle sirvió como herramienta a muchísimos artistas. Es claro que la soltura necesaria para la improvisación a velocidad y sobre un pulso rítmico destapa quizás una inspiración que puede resultar en producciones musicales de alto nivel, no solamente de canciones sino también de discos completos. Quizás de un buen freestyle surge un concepto que puede ser usado como hilo conductor para un álbum, algo tremendamente complejo ya que armar un álbum no es algo tan fácil de hacer, incluso para artistas consagrados.

Sin ir más lejos Duki, pionero del trap argentino, habló de lo complicado que es grabar un disco. No solamente el financiamiento es un factor, sino también la composición y unión de los temas, el equilibrio estético del artista, la producción y posterior mezcla de los sonidos y la grabación en sí misma. Así, podemos encontrar álbumes se van desenvolviendo con una narrativa unificada, como también podemos hallar álbumes que son más bien recopilatorios de singles o temas inéditos de un artista.

En todos los casos, artistas con distintos grados de renombre alrededor del mundo y provenientes de variados contextos del hip hop, el trap, el R&B o el rap, utilizan al freestyle como primer molde de su producto final, al que luego se encargan de mejorar y acercarlo más a la idea que crearon dentro de su cabeza, previo incluso a la selección de un beat, un estilo de beat, o un concepto tanto sonoro como lírico. La trapper argentina Dakillah, por ejemplo, declaró que es un elemento que utiliza para encontrar inspiración y para aportarle el ritmo a su futura pieza, un proceso que también mencionaron artistas angloparlantes como Jorja Smith y Travis Scott.

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