CRUCE DE CAMPEONES: CACHA VS KAISER – EL ANÁLISIS

Otra de las batallas más fuertes de la primera ronda. El boom mundial del 2016 contra el máximo exponente de la movida chilena. La promesa devenida en realidad argentina contra el consagrado transandino. Un análisis necesario.

SU CRUCE

La batalla de Kaiser vs Cacha es, de cierto modo, un deja vu. Otra vez el de lobería se enfrenta en un escenario grande, contra un gigante. Otra vez, se enfrenta a la situación que lo marcó el año pasado, cuando la pantalla de Red Bull disparó “Papo vs Cacha” y Tecnópolis ardió en vítores para el marplatense. Otra vez, buscará llevarse en una batalla al público para siempre, para la posteridad.

Esta vez el escenario, sin embargo, cambia un poco. Cacha ya no es el desconocido. Ya no es la sorpresa. Ya no es la promesa. Ahora, 2017, es la realidad del freestyle argentino personificada: sin ser un partícipe del fenómeno Quinto Escalón, vive del estilo libre compitiendo por todo el país, profesionalizándose, de enfrentamiento en enfrentamiento, de cotejo en cotejo. Sin parar. Sin aflojar. Sin darse el lujo de no entrenar. Cacha entendió el juego. Ya no solo hace freestyle. Ahora es un verdadero freestyler.

Cruce de Campeones enfrenta en lo que podría ser una semifinal o, incluso, batalla por el campeonato a dos de las máximas figuras en primera ronda. Importado desde Chile, Kaiser ya se llevó al público argentino en distintas exhibiciones de Sudamétrica y Batalla Dementes. El transandino parece nunca tener un mal día. Las tablas del subcampeón mundial de 2014, sin embargo, no frenan en lo más mínimo al de Lobería. Al contrario. Cacha es un fanático de la competencia, del desafío. Es un ávido competidor, ambicioso por naturaleza. Las situaciones límites, los contrincantes pesados, lo potencian: Chuty, Klan o Papo; escenarios de BDM Gold, Big Bang y Red Bull son sus mejores ejemplos.

PUNTOS FUERTES

En el lado argentino de la esquina, el nacional de 2016 presenta un estilo completo y exageradamente pulido: fluidez, dobletempo, punchline y respuesta en dosis equilibradas. Sin embargo, su principal fortaleza es su desfachatez, su capacidad de convertir un enfrentamiento desfavorable en una mejorada versión de sí mismo. Soltura, puesta en escena, conexión con el público y seguridad lo postulan como uno de los candidatos, técnicamente analizando, a llevarse el título nacional si clasifica a Red Bull. No se achanta. No flojea. Actitud pura, la suficiente para plantarle cara a cualquiera que le infravalore lo transforma en un pirómano que solo necesita un incentivo acorde para explotar Gran Rex.

Este año es su gran oportunidad para confirmar todo lo que propuso el año pasado. Este año pulió las pequeñas desprolijidades que exhibió en su presentación, mientras que reafirmó sus puntos fuertes: la constancia lo está volviendo imparable.

Por su lado, el chileno se presenta en el emblemático teatro argentino a pura experiencia. En 2014 se lanzó al mundo como uno de los mejores en cuanto a freestyle refiere, y desde la rigurosidad, nunca ha bajado de ese pedestal. En cada muestra, en cada oportunidad, exhibió lo que alguna vez lo llevó a ser el representante internacional de su nación. Se lo criticó, dentro y fuera de sus propias fronteras, y jamás falló. Implacable, Kaiser se sitúa al día de hoy como uno de los rivales más difíciles para cualquier freestyler: fue capaz de parar al histórico Arkano campeón de 2015, plantarle cara a Invert en 2014, batallar de igual a igual con Aczino, y poder enfrentar al trío conformado por Kodigo, Sony y Aczino. Una verdadera bestia negra, infravalorada por no venir de los dos máximos focos de freestyle (Argentina y España).

Punchline tras punchline. Así se presenta Kaiser. No necesita enfocar las batallas de distinto modo, aunque en ocasiones ha demostrado saber manejar otros recursos. Suele ganarse al público en directo desde la humildad, agresividad y espectáculo. Un verdadero integrante de la élite mundial.

PUNTOS DÉBILES

Casi inexistentes. Ambos se caracterizan por saber dar show y ser muy complicados para sus rivales, de esos que se intentan de evitar en cualquier competencia.

Cacha está en un proceso de terminar de pulir su dobletempo, siendo la finalización lo único que todavía le queda por mejorar. Al de Lobería le quedan por delante solo cuestiones de prolijidad, en cuanto a técnica refiere.

Por su lado, Kaiser juega con el estigma de “abusar” del recurso sexual, además de otros tópicos “simplistas”. La opinión popular, del otro lado de la pantalla, no se ha posicionado a favor del chileno, aunque en directo tiende a romper las salas.

Ambos no suelen complejizar sus líneas, sus ataques suelen ser tan directos que la profundidad es un aspecto a mejorar pero, al ser un defecto compartido, no pueden sacarse ventaja desde ese aspecto.

LA BATALLA

La contienda propuesta en primera ronda por el evento organizado por Club Media Network y compañía tiene una sola certeza: es una promesa innegable de espectáculo. El resultado es una incógnita, debido a que ambos atacan sin descanso, y cada uno cuenta con distintos motivos detrás de sus tablas, distintos trasfondos detrás de sus personajes. Cacha es el talento argentino en bruto, con un potencial, descaro y actitud muy arraigada a los valores nacionales, además de una fluidez y dobletempo muy valorado en el panorama del freestyle local. Por su lado, Kaiser es un integrante, quizás el único chileno, de la mesa más cerrada y privilegiada del freestyle, aquella donde se encuentran solo los miembros del top.

La contienda promete ser intensa, casi como un cortabigote con base, solo que con la premisa invertida: el primero que deje de acotar, o no explote al público, perderá. El primero que se olvide de llevar las manos a la cabeza de los oyentes, será derrotado. El primero que no vaya al choque, al barro, al golpe por golpe, quedará en octavos. El otro, sin duda, se tornará como uno de los favoritos de la noche.

Es mañana.

 

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