QUIEBRE HISTÓRICO: EL BOICOT DEL RAP A LOS GRAMMYS EN 1989
A partir del activismo de los artistas de más renombre de la escena ochentera, el género logró su verdadera inclusión en el mundo de la música celebrada en el mainstream.
Por Flor Viva (@florviva)
La década de 1980 para el hip hop se caracterizó por dar lugar a una de las oleadas evolutivas más grandes hacia adentro de sus producciones. Tanto geográfica como culturalmente, la expansión que desarrolló el género fue arrasadora, llegando mucho más lejos de lo que era concebible hasta ese momento, y llevando sus mensajes y sus banderas de identidad a lugares y personas que nada conocían del hip hop ni del mestizaje de nacionalidades y orígenes que lo vieron nacer.
Todo este avance también tuvo su correlación en lo discográfico: la profesionalización artística de los raperos y productores llevó a que el rap se salga del molde en el que se lo veía desde fuera, y que no sea solamente un tipo de música para escuchar en fiestas o perteneciente al mundo de los disco loops y los singles. Comenzó a ser mucho más usual que en la década anterior la producción de álbumes enteros de rap, y la estética, las problemáticas, las voces y los paradigmas que lo acompañaban se convirtieron en algo notablemente masivo.
Algunos de los artistas y las bandas más relevantes de la época (Public Enemy, Ice T, N.W.A., Run DMC, Beastie Boys, Queen Latifah y tantos más), comenzaron a trascender hacia las radios y los televisores de todo el mundo, y especialmente de los Estados Unidos, visibilizando la irreverencia, la protesta, y hasta el humor y la actitud paródica de un rap que antes era permanentemente estigmatizado y criminalizado en muchísimos sentidos, tanto sutiles como directos. Por supuesto que esta visión negativa del género continuó y continúa hasta incluso el día de hoy en gran parte del planeta, o es utilizado de manera más mercantil que artística. De todas maneras, los logros de los artistas rappers de los ochenta fueron los que marcaron un camino muy claro hacia la masividad desde un rap real y auténtico, interesado en difundir y predicar sus propios mensajes así como sus formas de entretenimiento y sus propias vivencias. Además de, desde ya, generar las bases y condiciones para que el rap explotase como lo hizo en los noventa, inspirando a millones.
Los premios Grammys (“Grammaphone”, originalmente), entregados desde 1959 por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos, decidieron en 1989 incluir por primera vez en su historia la categoría “Rap” en la premiación (el mismo año se incluyeron las ternas “Heavy Metal” y “Bluegrass”). En principio, esta decisión fue recibida con bastante alegría por la comunidad rapper estadounidense, entendiéndolo como un paso adelante hacia un reconocimiento más absoluto del género como una parte esencial de la escena musical del momento y no como una moda pasajera.
El inconveniente llegó cuando se anunciaron los nominados para la categoría: se invitó a quienes habían sido seleccionados en un horario distinto al del resto de los invitados a la ceremonia, ya que la idea de la Academia era que la entrega de la categoría “Rap” se realice en una pre-ceremonia, en un pre-show que estaría por fuera de la ceremonia principal y que quedaría por fuera de la televisación del evento. Esto sí, por supuesto, fue recibido como un insulto. Posicionaba, según los artistas que estaban nominados pero también la escena del rap emergente del momento, al rap en una posición inferior al resto de las categorías de los galardones.
Así, los principales íconos del rap del momento comenzaron a unirse en un reclamo mayoritario ante esta situación. Los principales y primeros impulsores de la protesta fueron Russell Simmons y Lyor Cohen, de la mítica firma discográfica Def Jam y la Rush Artist Management, que representaba a artistas como LL Cool J, DJ Jazzy Jeff y el icónico “Fresh Prince” Will Smith.
Simmons declaró en su momento que lo que sucedía era que no había respeto por la categoría: “Rebelarse, de todas maneras, siempre fue parte de nuestro ADN.” Will Smith, a su vez, expresó a la gente de ET: “No tenemos un problema con los Grammys como galardón ni con los Grammys como institución. Tenemos un problema con el diseño de la premiación. Elegimos el boicot. Creemos que es como una bofetada.”
Así fue como dos semanas antes de la ceremonia un gran conjunto de rappers emitió un comunicado anunciando el boicot que convocaba a no asistir al evento. El documento hablaba de esta actitud de tratar al rap “como un hijastro” de la música y profundizar la “ghettización” de su gente.
Algunas personalidades del momento sí decidieron ir, tanto por el entusiasmo de ser parte de la primera inclusión de esta categoría a la premiación (como fue el caso del grupo J.J. Fad), o con la desafiante actitud con la que acudió la enorme personalidad del rap de esos tiempos Kool Moe Dee, quien creía que el verdadero boicot debía consistir en asistir y mostrar una fuerte presencia.
De esta manera, en 1989 simultáneamente hubo una conferencia de prensa por parte de la mayoría de los nominados y otros raperos que se solidarizaron (como Public Enemy o Slick Rick), y dentro del evento Kool Moe Dee (como relató el New York Times sobre este evento) tomó el micrófono y previo al premio a mejor artista R&B masculino rapeó frente al atril: “En nombre de todos los MCs / Mis compañeros y colegas nominados / Jazzy Jeff, J. J. Fad / Salt N Pepa y el chico malo (en referencia a LL Cool J) / Personificamos poder y una mente libre de drogas / Y nos expresamos a través del ritmo y la rima / Creo que es tiempo de que todo el mundo sepa / Que el rap ha venido para quedarse.”
Se pensaba desde los medios que habría un beef duradero post-evento, por las decisiones cruzadas de ambos lados del rap, pero no duró ni una noche. Kool Moe declaró que esa misma noche Will Smith y él se cruzaron en una after party y no pudieron mantener su enojo, terminando la noche con abrazos y elogios mutuos.
El “doble ataque” que terminó siendo el boicot desde dentro y desde fuera tuvo muchísimo efecto y una gran repercusión, especialmente a través de las revistas The Source y Word Up, y el siguiente año la categoría se televisó y fue una de las más esperadas. Tanto Kool Moe como Jazzy Jeff recuerdan este momento de protesta como crucial: “Ir a contracorriente tiene su impacto.”
Hoy se recuerda al boicot del rap de 1989 como un choque con el mainstream discográfico blanco de las élites, un hito que aportó fuertemente a la lucha para que hoy las múltiples categorías que se dedican al hip hop se encuentren entre las más importantes de la escena musical mundial.