Blon vs Azcino: exhibición de prodigios

El ingenioso español se enfrentó al completo mexicano. Si se esperaba un Azcino desgastado, las expectativas se quedaron cortas. Si se esperaba un achantado barcelones, las expectativas se quedaron cortísimas.

  La magnífica chispa de Blon se vio mejor que nunca, demostrando que se engrandece, se yergue frente a adversarios legendarios, luego del handicap sufrido contra Errecé. Después de aquella derrota en octavos en Valencia el español cayó en lo más profundo y se levantó descontrolado, imparable. Característica que se notó contra el competidor más talentoso de Latinoamérica.

  El mejor azcino sigue estando en la memoria, pero el mexicano cada vez se acerca más. Su leve inactividad durante el 2016 bajó un poco el nivel del tricampeón nacional. Ganó la God Level sin su nivel habitual, y desde entonces sigue en levantada, dando un gran nivel contra Zasko y mostrando un nivel increíble de a momentos en esta exhibición.

  Ambos otorgaron una batalla épica en Madrid, llena de conceptos trabajados, respuestas al momento, ingenio, puesta en escena y profundidad. No solo se trata de buenos freestylers, sino que ambos son personas instruidas que le hacen honor al la cultura hip hop, lo que se plasmó en la batalla.

  Quien comenzó la contienda fue el mexicano, iniciando con su versatilidad en el acople a la instrumental y manteniendo una constancia en punchlines que, si bien no fueron fuertes, los cargó con un manejo de escenario y soltura que enaltecieron cada línea que disparaba Aczino. Además utilizó estructuras de A-B, rimas en eco y contenido a la mitad de su minuto, combinado con un punchline referente a Dtoke y su propia batalla con el argentino “y en venganza de Dtoke cheke cheka, te voy a meter por el culo la bola de discoteca” para cerrar su turno. En resumen: flow, recursos lingüísticos, contenido y soltura, contrarrestados por la falta de agresividad y fuerza en los punchline hicieron del desempeño de Mauricio un muy buen minuto.

  Sin embargo, lo de Blon fue una demencia de principio a fin, sin descansos. El de BCN soltó punchline tras punchline, respondiendo a casi todo con más fuerza que el ataque original, acompañado siempre de una puesta en escena épica y muy a tener en cuenta en este freestyler, quien presentaba la falencia de, a pesar de tener siempre un contenido bestial, no conectar con el público de la mejor manera. La agresividad del barcelones no decayó en ningun momento, como tampoco lo hizo su claridad conceptual ni sus respuestas, lo que hizo que cierre un minuto épico de aproximadamente siete punchlines considerables. Increíble.

  La siguiente ronda fue un 4×4 para la memoria. Ninguno tardó en enfocarse en la ronda y entraron enchufados desde que el segundero dio su marcha atrás. Los ataques fuertes del visitante, acompañados con una buena fluidez, se encontraron en todo momento con respuestas instantáneas del de Barcelona que daban vuelta la tortilla “me viste mi madre, yo desvisto a la tuya” “miro al sol y tu te vas a quedar sol-o por engreído” “es como el Pipa Higuaín del rap, porque últimamente la cagas en cualquier final”, entre otras. Sin embargo el mérito de Blon no quita el gran espectáculo brindado por el mexicano en esta modalidad, aunque este último se vio superado.

  La exhibición prosiguió con un minuto para cada uno sobre una temática predeterminada. El español fue quien inició la ronda, bajo el ala temática de los oscars. Como aquella vez en 2013 Blon volvió a pulir una temática con una línea tras otra y una coherencia brutal. El español supo desarrollar la temática, combinándola con ataques hacia su contrincante. Esta vez el feedback del público, sin embargo, no fue el mismo que en su momento a pesar de que el nivel también fue increíble: los oscars no están tan insertados en la agenda mediática y cultural como el fútbol, y eso explica, la falta de un mayor estallido por parte del público, a pesar de la gran puesta en escena, su constancia y lo sólido de su contenido.

  Al mexicano le tocó “extraterrestres” como tema, y volvió a demostrar de lo que es capaz. Sin ser tan constante como el barcelonés, Mau supo romper la temática con dos punchlines consecutivos que hicieron retumbar Madrid “eres la evidencia de que ahí no existe la vida inteligente” “acaban de descubrir mi casa en el sistema solar que les descubrió la NASA”. Dejando de lado esas dos líneas, el extranjero fue irregular en la potencia de sus punch y cerró un minuto apenas más bajo que el de Blon.

  La última ronda fue un 4×4, en el que desde el inicio fue un contrapunto histórico, en el cual ambos soltaron rimas de gran contenido (las fantásticas referencias a Kase.O de parte de ambos), una puesta en escena brutal y respuestas instantáneas digna de dos referentes del ámbito (“que me traiga su pinche muro y le hago Wild Style” “y a partir de ahora tengo una putita mexicana”, entre otras). El ida y vuelta era constante, la balanza se desequilibraba en el patrón de cada freestyler, el desempeño de ambos fue una fiel representación de la élite en cuanto al ingenio en el estilo libre.

 

  Blon demostró tener una capacidad de improvisación pura, al instante, solo factible para un prodigio que tiene la habilidad de proponer argumentos con la misma naturalidad que lo haría hablando. Su mente cuando improvisa tiene modos de accionar que lo diferencian de la mayoría cuando se trata de desglosar conceptos: no lo hace a partir de sus valores, fundamentos y conocimientos preestablecidos, sino que los arma en el instante, partiendo de una gama conceptual gigante, dándole un margen de acción y reacción mucho más amplio. Por esto sus líneas son tan imprevisibles.

  Por su parte, Aczino ratificó su rol como uno de los más completos de la historia y, quizás, de los mejores, aunque todavía no esta en su máximo nivel visto. El mexicano incorporó una fluidez y recursos técnicos abusivos, que en la mayoría de freestylers tardan toda una carrera en desarrollarse, mientras que en el fue cosa de un par de años. Sin embargo, ha tendido a descuidar el punchline agresivo que tanta ventaja le dio durante su auge, factor que lo hace ver más bajo que en otras ocasiones. Es cuestión de tiempo ver al mejor Mau, aquel que su AKA estaba tan fundido en el alterego que presentaba arriba del escenario: un Aczino agresivo, directo e implacable.

 

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