ACRU: RADIOGRAFÍA DE UN ARTISTA FILOSO
"La suela del norte", el argentino que, con estilo y peso propio, ejerce de puente para muchos entre el freestyle competitivo y el rap característico de su país.
Por Flor Viva (@florviva)
El recorrido de Agustín Cruz a.k.a. Acru por el mundo de la música y el circuito competitivo de freestyle es amplio y particular, y lo convierte en un artista que, sea en el territorio que sea, sabe representar muy bien su perfil y su estilo de una manera pocas veces vista. La identidad impresa en su obra, que nutre la colección de rap argentino desde el año 2015, es fuertemente argentina y canción a canción, rima a rima, lo demuestra.
Lo cierto es que Acru es parte de una generación dorada que ha sido un peak en varios aspectos. En principio es importante marcar que fue la que generó una revolución en el freestyle nacional, y a partir de episodios de viralidad internacional que cada vez se volvieron más frecuentes, en el mundo hispano en general. Esto sucedió a partir de personalidades que tuvieron el rol de organizadores, productores o competidores especialmente concentrados en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, entre los cuales podemos encontrar a Alejo a.k.a. Ysy A, Duki, Dani, Klan, entre tantos otros. Estamos hablando de perfiles que, ya desde su manera de hacer freestyle, siempre fueron distantes en cuanto a estilos, fortalezas y mensajes, pero que contaron con una fuerte unanimidad en cuanto a dos factores fundamentales en la cultura del hip hop: el respeto a quienes supieron abrir camino para que esta generación y tantas posteriores puedan lucirse y crecer a partir de la disciplina, y un compromiso con la proyección del mundo y la identidad rapper tanto dentro como fuera de las batallas.
En este sentido, la producción musical de Acru colabora especialmente con aquella visión, y esto puede verse en varios niveles, sobresaliendo como una astilla en una superficie mayormente lisa. La realidad es que la coherencia de un artista en un mundo como el del hip hop latino actual, en constante y veloz transformación, con muchas oportunidades para nombres importantes que no siempre están atadas a los deseos, los principios y los sueños de quienes son convocados, se ve muchas veces en sus decisiones. Es por esto que muchos de los versos de sus canciones son algo que sin dudarlo sus seguidores creemos: “Las cifras son vencimientos en el mundo de las artes, / Elijo ser anónimo al coste de no ser nadie / Antes que ostentar lujo frente a los que pasan hambre.”
No son muchos los artistas del mundo que transita Acru que diciendo las mismas líneas podrían causar el mismo efecto. Las elecciones que ha hecho en cuanto a cómo labrar su camino reflejan lanzamiento tras lanzamiento que no se ha resignado. Mientras la mayoría de los colegas de su generación avanzaban hacia el área del trap y generaban sus chispas allí, él lanzó su ancla. Acru fue uno de los perfiles jóvenes que decidió clavar su bandera en el rap, consciente o inconscientemente aportándole al mundo de los géneros urbanos un recordatorio de que el rap no es cosa del pasado y que es un espacio más que fértil. Que el rap real es un arte que representa valores, principios, y que sigue siendo un terreno donde la importancia de los mensajes es primordial. Esa fue su pequeña revolución: plantó su pisada en el rap y decidió dejar su marca. Sin embargo hay una complejidad que agregar a esto, y es que justamente entre esos valores y principios originales del hip hop se encuentra uno que Acru sostiene a través del tiempo como pocos otros y que se encarga de enarbolar permanentemente: el valor de lo colectivo por sobre lo individual, el valor del anonimato para la construcción de lo plural.
Sus colaboraciones y lazos, dentro y fuera de Argentina, han mostrado que gusta de juntarse con artistas que comparten con él una cierta visión sobre el arte de rimar y sobre todo lo que se esconde detrás: Khan, Kelo, Saje, Wos, Urbanse, Caliope Family, Haze, Zone, El Triángulo Estudio, y muchos más. Incluso hay cierta apreciación sobre lo estético que puede verse en común entre ellos, pero siempre rodeada por un aura de conciencia sobre quiénes son, de dónde vienen y a dónde van.
Las ligaduras entre el pasado y el futuro del rap son uno de los tantos temas que las canciones de Acru atraviesan, siempre con una estaca a la identidad local. Su obra está plagada de referencias a figuras de las más relevantes del rap internacional a nivel histórico, de jerga nacional mezclada con anglicismos característicos y de shout outs a cuestiones idiosincráticas y culturales argentinas. Todo este contenido enaltece y trae a la tierra —simultáneamente— sus mensajes, a veces personales y a veces colectivos.
Entre sus temas más icónicos, como “Román” y “Monoblock” , se encuentra una de sus obras más redondas y completas, “Delirio”, donde todo lo mencionado se entrelaza y enreda para brindarnos una letra casi autobiográfica en la que la narrativa nos brinda como una flecha su origen y su presente, desentrañando su personalidad artística y encerrándonos en una atractiva y sutil intimidad que no se ve tan seguido en el rap nacional. Este importante factor encaja, además, con el vínculo con el tango que se puede apreciar principalmente en el videoclip pero también en el beat, donde un melancólico piano y demás cuerdas marcan el ritmo al mismo paso que los drums. El nivel estilístico de su pluma es agudamente personal: Acru siempre presta especial atención a las rimas interbarras, y muchas veces dos veces por verso; también propone rimas que estructuran oraciones más bien largas y palabras que combinan la complejidad con la simpleza con maestría.
Este año mediante las “Throw Up Sessions”, que ya cuentan con dos episodios, Acru ha sabido sostener todo lo que viene construyendo hasta tantos años y sumarle con altura algunos condimentos más que interesantes en cuanto a la musicalidad de cada una. Son prueba, una vez más, de la inteligencia con la que elige lo que quiere decir y elige sobre qué estilo dibujarlo, demostrando que es un referente del rap pero también un artesano del mestizaje musical característico del hip hop desde su mismísimo nacimiento, siempre sabiendo incorporar elementos de otros géneros como el rock, del blues o del funk a sus creaciones.
Quedan menos de dos meses para su segunda participación, luego de 2015, en la Red Bull Batalla de los Gallos Argentina, un hecho que sorprendió y alegró a miles de fanáticos del freestyle, su chance para desplegar su talento sobre esa tarima luego de su consagración musical. El público, a su vez, sigue a la espera de no solamente sus próximos “Throw Up” sino también su anunciado tercer álbum, “El Don”, que promete ser un nuevo escalón en el crecimiento de este artista que, en este caso de la mano de Veeyam y Evlay, seguramente nos traerá material a la altura del recorrido de Acru, el pibe grafitero que con su incuestionable talento musical se ganó el respeto de todo el círculo de la cultura del hip hop sin dejar atrás su identidad artística ni sus ansias de hacer crecer al rap.
Muy buena nota!!
Buena acru muy buena radiografía
Tremendoooo!! Q grande el Acru siempre dando cátedra, no siempre tiene el reconocimiento q merece pero los q nos deleitamos con sus letras y viajes, ya sabemos q eso no importa, el solo tiene seguidores fieles. Gran nota Estilo libre, siempre rompiéndola