WOS: UN 2020 DE EVOLUCIÓN

Por Gabriel Baggio (@ShadeOfWhy)

Como una suerte de profecía, cerca de su alejamiento definitivo de las batallas Valentín Oliva pronunció la frase “evolución infinita, Wosito no para nunca”. Sus trabajos musicales se conforman como una muestra de esta intencionalidad que mostró el argentino. Sus letras transitaron ya instrumentales influenciadas por varios géneros musicales, de la mano de un productor igual de adaptable y desafiante: Evlay.

Su primer publicación discográfica, Caravana, fue la primera muestra de la versatilidad del joven argentino. Desde la influencia del funk en Fresco, su canción más bailable de esa publicación hasta el rock pesado y los guiños a Los Redondos con Luz delito, pasando por el rap más puro y contestatario de Canguro, este disco está cargado de declaraciones de intención. Wos llegaba a la música con mucho para decir, y esta obra le valió el respeto de grandes figuras de la música de su país.

Con esta primera experiencia a sus espaldas, y los ojos de gran parte de la escena musical latinoamericana puestos en sus movimientos, comenzó el 2020 de Wos. Su primera aparición este año se dio en febrero, en su feat con la cantante chilena Cami. Funeral, el tema que publicaron juntos, tiene un ritmo más cercano a la cumbia que al rap, cerca del estilo de su compañera. Al poco tiempo, sumó una canción con su madre, Maia Mónaco. Tao contó con la producción de Evlay, quien creó una instrumental basada en los coros de voces y los sintetizadores, con un sonido mucho más “relajado” que los trabajos anteriores en los que se desempeñó el rapero.

En el mes de mayo llegó Tres puntos suspensivos, el esperado EP que fue creado durante la cuarentena. La exploración musical iniciada en 2019 por parte de Wos pareció encontrar un camino definido aquí. Instrumentales como la de Ojeras negras mostraron un pulso más cercano a Tao que a Canguro. El segundo track de este trabajo, Alma dinamita, aparece como una canción orgánicamente melódica, destacando la voz limpia de Valentín junto con el uso de instrumentos analógicos. La “desprolijidad” exhibida en 40 habla también de la influencia que ciertos grupos del rock nacional tuvieron en Wos, para luego terminar con Algo del vacío, canción que volvía a una tónica similar a la que abrió el EP. En suma, Tres puntos suspensivos apareció como un trabajo en el cual el artista mostró estar encontrando un lugar de comodidad para desarrollar su música. Logró construir un trabajo redondo y coherente de principio a fin, incluso con la aparición disruptiva de 40 entre sus temas.

Tras el rotundo éxito del EP, Valentín siguió trabajando tanto en solitario como junto a otros artistas. Comen, colaboración con el cantautor Lisandro Aristimuño, significó una fusión muy prolija de los estilos de ambos músicos. Las bases electrónicas del viedmense, que también construyó su identidad artística desde la versatilidad, se amalgamaron de forma muy orgánica con los rapeos de Wos en este tema. Luego, llegarían sus últimos dos tracks en solitario: Mugre y Convoy Jarana. Con dos improntas diferentes, estas canciones funcionan como anticipo de lo que puede hacer Valentín a lo largo del próximo año. El primer caso pone al oyente frente a una base principalmente ambiental, en tanto que el segundo tiene un ritmo más activo. El sintetizador sosteniendo acordes en Mugre da paso a las guitarras distorsionadas de Convoy Jarana, mostrando así dos caminos en los que el argentino se ha sentido más cómodo.

2021 será un año de desafíos y crecimiento para muchos artistas de la escena hispanohablante: llega el momento de plasmar la experiencia y el bagaje conseguido a lo largo del atípico 2020. Pese a la inactividad en lo referente a shows, Valentín Oliva estuvo lejos de quedarse quieto. Tanto sus nuevos trabajos musicales como la participación en eventos como los Premios Gardel marcaron el ritmo creativo del MC argentino. Lo próximo será conocer los frutos que dará este proceso en el próximo año.