SKONE: A DOS AÑOS DE LA HAZAÑA

Se cumplieron dos años de la hazaña de Skone en Perú. El español, con todo en contra, consiguió apropiarse del cinturón más deseado del circuito.

Por: Santi Iglesias

En la final de God Level en 2017, con un público que festejaba fervientemente las rimas de Mcklopedia, su rival, y hacía oídos sordos a las suyas, Aczino lanzó una rima histórica: “¿5000 contra uno? Bueno, me parece justo”. Sin embargo, dos meses atrás, Skone ya había vivido en carne propia ese sentimiento, pero potenciado. A él le había tocado sobreponerse a 23 mil almas que deseaban ver a Jota, su compatriota, alcanzar la gloria. El español les arruinó el sueño para poder cumplir el propio: coronarse tras un largo camino.

Los méritos parecían no alcanzar. Por primera vez en la historia, el campeón nacional de España no llegaba como favorito a la internacional. En Perú los españoles que cotizaban en las apuestas eran Arkano, que  venía de romper el record mundial de 24 horas improvisando y tenía el objetivo de retener el cinturón, y Chuty, que había conseguido su boleto por una votación del público tras quedar segundo en la nacional. En Skone pocos creían. La mayoría se conformaba con un buen papel del malagueño. Pero no fue necesaria la fe del resto ya que él sí confiaba en sí mismo, y con eso le bastaba.

El 13 de noviembre, día del evento, nada fue fácil para Chemi. En primera ronda eliminó a Tom Crowley, que venía de ser subcampeón el año anterior. En cuartos, con los votos del jurado divididos, dejó fuera a Papo, campeón argentino.  Fue verdugo de Arkano en semifinales, tras una réplica, y lo dejó sin chances de repetir la corona. Sin embargo, el desafío más difícil se encontraba en el último nivel. Con los nombres que había dejado en el camino ya había logrado que los aficionados de la disciplina lo vean como el freestyler top que realmente es. Pero con eso solo no alcanzaba, todavía faltaba dar un paso más.

Jota era el rival en la final. Pero aparte de Jota, la lucha de Skone residía en hacer que su voz se escuchase más fuerte que la de las 23 mil personas que asistieron al evento. Un público que, como nunca antes se había observado, entregaba un apoyo total a su representante, aunque eso conllevara menospreciar el desempeño del resto de los gallos.

Batallar tradicionalmente no era una opción. El bullicio por el local sonaría más fuerte que las mejores rimas de Skone en la cabeza de los jueces. Por eso, el malagueño analizó sus propios recursos y eligió específicamente qué cartas jugar. “Vas a ganar, sin embargo, espero que cuando te den el trofeo te de vergüenza levantarlo”. Después de los dos minutos con temáticas y a partir del 4×4, en cada patrón en el que intervenía soltaba punchlines con un claro objetivo: evidenciar lo que sucedía en aquel momento. Así consiguió que la efusión del público pase de ser una motivación para Jota a ser una carga. El peruano comenzó a mostrarse nervioso por los gritos desaforados y eso se notó en sus trabadas a la hora de rapear. Aunque el español fue ampliamente superior a su rival, los votos del jurado entregaron una réplica.

Una continuación de la ronda anterior. Los dos protagonistas actuando el mismo papel. “Ya es hora de que gane el talento y no gane una puta partida de nacimiento”. Skone seguía confiando en su estrategia, mientras que a Jota le costaba cada vez más aguantar los golpes. El jurado, sin embargo, volvía a dar otra réplica más.

Desde siempre tuve muy claro que si mis padres en un barrio de mierda, con una situación horrible en casa, eran luchadores… Yo tenía que luchar. Siempre”, le comentó Skone a Juan Ortelli en una entrevista. Y eso hizo aquella noche en Lima: no paró nunca de luchar. Al lado de lo que le había tocado afrontar en la vida, las 23 mil personas en contra significaban un pequeño obstáculo a pocos pasos de terminar la carrera. Por eso, tras la segunda réplica, el jurado no tuvo más opción que darle la victoria. Jota, víctima de la situación, fue el primero en aplaudir el triunfo del campeón internacional de 2016.

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