EL DÍA QUE R.E.A.L ESTALLÓ VORTERIX
Hubo un día que R.E.A.L estalló Vorterix. Y fue el sábado 17 de junio de 2017. El disco de Núcleo AKA Tintasucia, referente nacional del Hip Hop argento reventó uno de los teatros más emblemáticos para el panorama musical de la capital debido a su acústica y capacidad (más de 1500 personas).
Sin embargo, una crónica como la siguiente no puede escribirse sin contextualizar lo que supone una cobertura emblemática e histórica para este medio. No es el espacio para hablar de asuntos técnicos. No si se trata de Nucleo, a quien no se puede describir, sino sentir.
Entonces, la cobertura se remonta a La Plata. Sábado, un frío creciente, alrededor de las 10 de la mañana. El contacto con el grupo “El Triángulo” ya estaba hecho: con antelación, los funcionarios encargados de la prensa se pusieron en contacto con el medio para acordar la cobertura, y de ahí nació la ya histórica primera edición de #AtrasDelMicrofono, con Nucleo. En esta, Marcos nos habló de la música hasta el freestyle, de su rol como productor hasta la importancia de sus hijas y hermanas.
Sábado. 10 am. La Plata. Nuestro equipo periodístico, integrado por quién escribe y su compañera, inició para la capital temprano. El colectivo “Plaza” nos llevó hasta el obelisco, donde luego manejándonos mediante subtes, bajamos en el hotel reservado para pasar la noche del sábado.
El alojamiento, reservado por un neófito en la cultura de los hostels y hoteles; es decir, yo, nos hizo pagar la inexperiencia desde el primer minuto. La puerta del baño rota por la mitad, la canilla con pérdidas y la ventana puesta sobre un hueco excesivamente superior en la pared fueron características de la estancia. No importó. Cubríamos el concierto de Nucleo.
Luego de un paso insípido por Starbucks, caracterizado más por su faceta mainstream y su buena prensa en Instagram, emprendimos camino hacia el Vorterix. Por razones de logística, no podíamos ingresar al backstage ni asistir más temprano al evento. Cuestiones entendibles y perfectamente aceptables teniendo en cuenta todo el movimiento de la gente de El Triángulo que, además, intentaron hasta último momento darnos aún mayores facilidades.
Tras una odisea digna de comparar con una caminata por Winterfell, llegamos al teatro. Lo primero que llamó nuestra atención fue el grupo reunido afuera, quienes estaban en medio de un Cypher. Interesantísimo. Al instante, fuimos a la puerta y mostramos el carnet de prensa, con lo que los encargados del ingreso nos trataron con una amabilidad y cercanía sorprendente.
Al entrar, se palpaba Hip Hop. Nos enteramos que Klan ya había tocado, y que, según varios presentes, había sido espectacular. Acercarnos a Lucas no fue difícil: estaba con su gente, su rancho, al compás de Mambo Rap. El mismo que destroza plazas nos saludó con una calidez que sobrepasa lo común, lo esperado: le pedimos una entrevista durante Cruce de Campeones y nos agradeció. Él. A nosotros. Su humildad nos dejó pasmados durante minutos.
De a poco y entre artistas reconocidos fue acercándose el momento. R.E.A.L estaba por partir Vórterix. BreakDance y gente como Cazzu caminando por la sala hacían el contexto.
Y salió. Núcleo AKA TintaSucia. Una de las máximas caras del rap nacional. Uno de los mayores representantes de lo que es verdaderamente vivir el Hip Hop. Salió y reventó. Vórterix rompió su decibelímetro en vítores para Marcos. Y este respondió.
Un concierto fuertísimo, donde R.E.A.L fue más real que nunca, donde se vio al hombre 24/siempre presentando su disco en un escenario grande. Épico. Nucleo demostró entender más que nadie la importancia de sus raíces, de su barrio, del tríangulo. Nucleo demostró entender más que nadie la identidad, la argenta, la de un conurbano alejado, olvidado por el Estado.
Y terminó. No sin antes pasar por temas como “Mi sangre, Mi familia” y acudir a la nostalgia del público argentino. No sin antes agradecer. No iba a olvidarse de agradecer. No se olvidó. No se olvida.
Las luces se apagaron. O se prendieron. Al caso, es lo mismo: el telón se bajó. Empezó el camino de vuelta. A todo esto, yo portaba la camiseta de “Nucleo AKA TintaSucia”, regalada por un integrante del staff de El Triángulo Store. Un regalo que, por supuesto, me llevó a agradecer hasta el hartazgo y plasmar una sonrisa estática, invariable. Estábamos, otra vez, sorprendidos por la cercanía de todas las personas que integraban el ambiente.
Nos quedamos afuera, a esperarlo. Sentíamos que debíamos agradecer. De a poco, el público se iba, mientras se desmontaba el espectáculo. El show ya había terminado, podíamos irnos, la labor ya estaba cumplida. Pero entendimos, enseguida, que atrás del show había algo muchísimo más espectacular, más brillante: el capital humano detrás de Nucleo y la familia de “El Triángulo”.
Un buen tiempo más tarde, bajo el frío y viento, ya casi no quedaba gente. Pero había dos grupos firmes, bajo la intemperie: sus amigos, y su familia. Estos últimos estaban lejos de la luz, apartados. Después de dudarlo, sin querer invadir la privacidad, nos aproximamos a hablar un poco y felicitarlos por Marcos. El trato, otra vez, fue increíble.
Y salió Marcos. Solo, sin nadie que se encargue de su seguridad o caracteres por el estilo. Saludó a sus amigos y, antes de reencontrarse con su gente, su familia, nos vio. Sin pensarlo un segundo, a pesar de haber dado un concierto extenuante e histórico para su carrera y el rap nacional, se acercó a saludarnos y (atención), agradecernos. Se tomó el trabajo de, luego de haber explotado Vorterix, preguntarnos por el trato recibido y nuestras sensaciones. En cuanto se alejó, con mi compañera nos miramos completamente asombrados: la persona que había estado hace un par de horas haciendo saltar a una marea de gente, se había tomado la molestia de fijarse cómo la habíamos pasado nosotros. Y agradecernos. Humildad, en estado puro.
Y terminó. Terminó el concierto, terminó el espectáculo. Volvimos al “hotel” sorprendidos. Asombrados. Fascinados. Nos quedó algo claro. Algo clarísimo: Nucleo es, sin ninguna duda, R.E.A.L.