CHILE TAMBIÉN RECIBE UN ENFRENTAMIENTO ENTRE FAVORITOS EN PRIMERA RONDA

Con cuatro nacionales de Red Bull llevadas a cabo resulta singular un detalle: en tres de ellas se dio un duelo entre favoritos en octavos de final. Apenas comenzada la competencia dos de los grandes nombres de la lista se vieron las caras. El sistema de cuadrantes ofrecido por la competencia casi que obliga a que esto suceda. ¿Beneficia a alguien?

Por Santi Iglesias

Sucedió de nuevo. Al igual que en las nacionales de Argentina y de México, la Red Bull chilena ofreció un duelo entre dos de los grandes nombres de la lista en primera fase. Esta vez fue turno de Tom Crowley y Drose. Junto a Pepe Grillo y Basek, dos gallos presentes que ya poseían un cinturón de Red Bull en sus vitrinas.  El enfrentamiento, tras un minuto para cada uno con una imagen y un 4×4 de 120 segundos, tuvo como ganador a Tom. Drose se limitó a ver las 14 batallas restantes de la jornada sentado junto a sus compañeros.

El sistema de emparejamientos, en el que el gallo que sale sorteado puede elegir su lugar en el cuadro, ofrece la posibilidad de que un favorito seleccione a una de sus mayores amenazas en octavos de final. Ya sea por osadía o por estrategia la jugada no asegura nada: a veces permite ganar confianza y eliminar grandes obstáculos de forma rápida, pero en otras situaciones puede significar una temprana eliminación.

Tom se llevó una batalla que podría haber pasado dos rondas más adelante perfectamente.

Este último fue el caso de Papo en la nacional argentina. Seleccionó a Nacho que era, junto a él, el candidato a ganar el título. Lo que el público pronosticaba como la final fue la primera batalla de la noche. El tiro le salió por la culata a la Bestia del Hardcore, ya que se encontró con un rival confiado y motivado que le quitó el sueño del bicampeonato tras tres réplicas. El máximo aspirante a representar a Argentina en la internacional era el primer participante en quedar eliminado.

Fuera de la discusión de si es o no conveniente para los participantes, es primordial pensar en cuan beneficioso es para el espectáculo en sí. El cruce de candidatos en octavos garantiza un duelo que, posiblemente, los espectadores ansiaban ver. Sin embargo, el precio es caro: las batallas suelen ofrecer menos nivel del esperado debido a los formatos que condicionan a los gallos en las primeras rondas y, además, la eliminación de favoritos al principio de la competencia genera que el evento resulte aburrido y tedioso con el paso de las horas. Red Bull, con este sistema, parece ofrecer una cena con una buena entrada, con un flojo plato principal y sin ningún postre.

La organización de la competencia más popular del panorama deberá reflexionar si piensa continuar con este tipo de formato y asumir sus riesgos y beneficios, o si desea cambiarlo por otro tipo de sistema que favorezca el progreso de sus mejores nombres ronda tras ronda.