PABLO HASÉL: EL RAPERO QUE LUCHA CONTRA LA CENSURA EN ESPAÑA
Acusado de injurias y calumnias hacia la corona y las fuerzas de seguridad, y de enaltecimiento del terrorismo, el rapero fue condenado a prisión. Más de 200 artistas españoles y extranjeros ya sumaron sus voces al reclamo por su libertad.
Por: Flor Viva (@florviva)
Dos años y un día de cárcel fueron dictados por la Audiencia Nacional española para el rapero catalán Pablo Hasél, además de una multa de 24.300 euros. Fue notificado recientemente de esta resolución, y de la obligación de ingresar voluntariamente al centro penitenciario dentro del período de 10 días, plazo que se cumple el día 12 de febrero.
Los basamentos para esta condena son fundamentalmente dos: en principio, Pablo Hasél es acusado de generar e incentivar acciones en contra de la Autoridad del Estado de España a través de sus redes sociales, particularmente a partir de 64 tweets que la fiscalía presentó como ofensas. La fiscalía, oficialmente, había presentado un total de más de 1900 tweets de Pablo como evidencia, teniendo como incentivo para esta presentación la mera utilización de palabras clave como “Borbón”, “rey”, “terrorismo”, “monarquía”, “ETA”, entre otras. Sin embargo, las publicaciones destacadas tenían que ver con acusaciones directas y, más específicamente, denuncias a través de su perfil, con expresiones como “medieval monarquía”, “parásitos” y “mafiosos” en referencia a los integrantes de la Corona.
A su vez, otra de las bases de esta condena contra Pablo Hasél fue una de sus canciones, publicada en su canal de YouTube y titulada “Juan Carlos el Bobón”, en la cual el rapero expresa sus opiniones y denuncia desde el arte el pasado del monarca, sus opiniones sobre el dictador Francisco Franco, algunos polémicos sucesos en relación con la realeza española, y la desigualdad y corrupción ignorada por las monarquías. Según declaraciones del fiscal Daniel Campos Navas, quien intervino en la causa, los contenidos del artista “lesionan la dignidad del rey emérito, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación”, por lo cual, según la justicia española, constituyen un delito.
Justamente en esa canción, Hasél incluyó la siguiente frase, de manera premonitoria pero clara, a partir de lo que indica la ley española sobre las expresiones que, evidentemente, no son permitidas: “No habrá Guardia Real que evite que los republicanos juzguemos a Felipe / Si cuentas lo que hacen su farsa desmoronas / Te acusarán de injurias a la Corona.”
Este castigo penal a un artista ha sorprendido e indignado a una enorme cantidad de gente, no solamente dentro de España sino alrededor del planeta. Las leyes españolas posicionan al país dentro del grupo de naciones cuyo control sobre las redes sociales no se limita a la prevención de delitos informáticos, phishing, y hacking, sino que mantiene una permanente observación sobre el contenido ideológico de sus ciudadanos y ciudadanas.
La persecución a artistas y figuras de la cultura en España es algo que hace tiempo viene siendo denunciado por grandes sectores de la sociedad, y específicamente el rap ha sido elegido como uno de los blancos principales por parte de estas leyes que controlan el contenido artístico de las obras que ven la luz. No solamente es la segunda vez en la que Pablo Hasél es convocado a enfrentar un juicio por expresiones de su autoría en las redes sociales, sino que además el rapero Valtonyc, oriundo de Mallorca, también fue condenado a tres años y medio de prisión por el contenido de sus canciones, fuertemente antifascista y anticapitalista.
España está transitando días importantes en relación a estas cuestionables condenas. A pesar de la crisis sanitaria que sigue azotando al mundo que obliga a mantener los cuidados y la distancia interpersonal, se han realizado manifestaciones pidiendo la liberación y absolución de Hasél en distintos puntos de las diferentes comunidades autónomas que componen la nación, como Madrid, Granada, Compostela, A Coruña, Zaragoza y Barcelona, entre otros. Estas movilizaciones provocaron una incomodidad en el gobierno español, que anunció estar preparando modificaciones al Código Penal para que “los excesos verbales en el contexto de manifestaciones artísticas, culturales e intelectuales” no acaben con penas de cárcel. Sin embargo esto fue denunciado públicamente por Pablo Hasél hace algunas horas, que expuso que estos anuncios no son más que una estrategia política para “desmovilizar” y apagar la solidaridad, que cada día recoge más adherentes en todo el mundo.
Prueba de esto es el apoyo al rapero brindado por la organización Amnistía Internacional, así como la carta abierta que han firmado más de 200 artistas y personalidades de la cultura hispana, titulada “Sin libertad de expresión no hay democracia” y difundida con el hashtag #ElArteConPabloHasel. En sus líneas, el comunicado llama a la difusión internacional de la situación y exige la libertad de Pablo Hasél y la expulsión de las leyes que permitieron esta condena del Código Penal y que “no hacen sino cercenar el derecho, no solo a la libertad de expresión, sino de libertad ideológica y artística.” Además, denuncian que “el Estado Español ha pasado a encabezar la lista de países que más artistas ha represaliado por el contenido de sus canciones.”
Entre los firmantes se encuentran íconos de la cultura como Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar y Javier Bardem. También, por supuesto, relevantes representantes del rap, el freestyle y la escena hip hop en general como ToteKing, Shotta, Ayax & Prok, Foyone, Delaossa, Easy-S, Ana Tijoux, Rayden, Blasfem o Kapo 013.
La persecución a todas las formas de expresión, y especialmente al arte y la cultura, así como la criminalización del insulto a cualquier régimen político y a los sistemas represivos alrededor del mundo, violan derechos fundamentales. A pesar de que el rap es una rama cultural donde la estigmatización y la represión de expresiones legítimas de opinión e ideología fueron históricamente moneda corriente, es necesario resistir a la naturalización de hechos como estos en cualquier lugar del planeta. El arte no es un crimen.
Es una desgracia, un atentado directo contra la esencia del rap. Ser rapero es ser expresivo 100%.
-Gustavo Woltmann.
saldaras de la puta carcel