REPORTAJE: PROYECTO ¿ARKANO?
La nueva aventura televisiva del artista, a juicio.
Por: @PabloCalMuriana
La historia es la siguiente: un buen día como otro cualquiera, un martes, creo recordar, una compañera de clase con la que comparto mesa cada mañana decide empezar el día con la típica conversación previa a una dura jornada de esfuerzos mal pagados, donde poco importa el tema, solo aunar fuerzas para llegar a la hora de comer. Empieza con una sencilla pregunta: “Oye, ¿tú has visto el programa de Arkano?”. “No”, le respondo tras unos segundos de vacilar, pues no sé si mi condición de periodista se vería cuestionada tras ello. Acto seguido, la chica en cuestión permanece los siguientes cinco minutos, sin pausa alguna, relamiéndose entre las risas que al parecer le despertaba el formato. “Cringe” fue la palabra que más utilizó, término con quien los más experto usuarios de redes comprenderán a mi amiga sin necesidad de compartir su opinión completa.
En cierto modo, quedé sorprendido por lo que me contaba, pues aunque no soy seguidor de la televisión desde hace años como muchos de los que nos criamos con una conexión perenne a internet, me ilusionó la noticia de que el alicantino, tras su retirada oficial de los escenarios, no dejaba su pasión a un lado y aprovechaba su evidente poder mediático para seguir expandiéndola y aproximándola a aquellos que aún no la conocen (aunque a estas alturas no es nada atrevido asegurar que tiene que ver más con no “querer” conocerla). No obstante, haciendo un breve repaso mental a las apariciones del mismo y de algunos de sus compañeros miniaturizados en la caja tonta, aquel primer sobresalto no tardó en convertirse en un descafeinado gesto de comprensión.
Ese agridulce sabor de boca que me dejó el testimonio de mi compañera era ya más que suficiente para lanzar una investigación al respecto pues, ¿qué iba mal con el programa? ¿Había algo que rescatar? ¿Acaso llegará el día en el que un rapero cuente con un espacio televisivo a la altura de su nombre y del de todos sus exigentes fans? Eran demasiadas las preguntas que requerían un momento de reflexión.
Para empezar a entender las mecánicas del mismo, era preciso ver por completo, como mínimo, alguno de los episodios ya estrenados, ley básica que a muchos de los detractores tanto dentro como fuera de nuestro panorama se le suele pasar por alto. Al comienzo de cada capítulo de Proyecto Arkano, el rey de las 24 horas contacta mediante videollamada con un grupo muy variopinto de jóvenes a los que propone un tema que desarrollar durante la semana próxima; temas de vigente actualidad, controvertidos y que siempre abren un intrincado debate, como “Drogas y ansiedad”, “Redes sociales” o “Machismo y feminismo”. La carga del protagonismo la llevan ellos y ellas en todo momento, pues durante el resto del programa nos acercamos a sus vidas, a sus casas, a como durante esos días que se les dan le dedican sus reflexiones al tema en cuestión, hablan de sus experiencias con más o menos cercanía, etcétera. En los últimos minutos llega el culmen: el grupo de chicas y chicos, tras una intensa semana en la que se han volcado en el ejercicio del pensamiento crítico, materializan sus conclusiones boli en mano ante la sabia tutela de Arkano, quien los ayuda a escribir una canción en la que todo confluye en un positivo mensaje. Sobre el papel, es una idea genial. ¿Cómo va a resultar en un sentimiento de “cringe” algo así?
El programa nos está dejando un mensaje muy claro: cualquiera puede rapear mientras tengas algo que decir. No es un mal comienzo, es cierto, sobre todo para el joven adolescente enamorado de la música que no sabe por donde empezar pero tiene de sobra ganas para hacerlo. El problema surge, y aquí todo empieza a ponerse en tela de juicio, al preguntarnos para quién va orientado el programa, pues no debemos olvidar que estamos hablando de televisión, pública además: los números priman, y los adolescentes que aquí nombro son poco más que simples minorías. No interesan.
Contactamos con Nafer, una de las voces más duras y críticas de entre los círculos del freestyle a la hora de hablar de estos temas, quien nos dio mucho que destacar en relación con el tema. Nos deja clara su postura desde el comienzo sobre Proyecto Arkano: “Los chicos aprenden que el rap es ‘guay’, ‘molón’ y con ‘conciencia social’ (sic), TVE (Televisión Española) se aprovecha del boom del freestyle para sus propios fines y Arkano sigue haciendo del rapero que sale en la tele y hace cosas ‘raperas’”. Algo que arroja mucha luz en torno a lo que comentábamos antes, y a si las palabras de Nafer nacen del odio o de la reflexión, como queremos apuntar, es el mismo horario en el que se emite el programa: “Lunes a las 23.45 horas”, reza la página web de RTVE.es. No parece un horario muy adecuado para alguien que debe asistir al instituto al día siguiente en torno a las 8.30 horas de la mañana, parece más bien un espacio dedicado a aquellos padres y tutores muy ajenos al movimiento y que creen encontrar en él una respuesta más que ayude a aplacar la inmensa incertidumbre que es criar a un adolescente, ¿o no?
Tampoco se puede juzgar para mal esto mismo, no deja de ser una aproximación distinta, un enfoque mediante el hip-hop a problemas reales que no deja de aportar ricas perspectivas. El problema es, claro está, que al mismo momento de mostrarle un movimiento tal a alguien que no lo conoce o del que solo ha visto imágenes ampliamente adulteradas y deslucidas, puede vendérsele literalmente cualquier cosa: “No dudo de la buena intención de todas las partes (sobre todo de Arkano, que genuinamente pienso que cree que hace bien), pero el programa me parece soso y cliché hasta morir”, como nos resume Nafer. Poniéndose a la defensiva, ¿en qué queda el papel del rapero? ¿Es esto digno para ellos?
“Entiendo el programa de Arkano pero creo que lo han contratado por el hecho de que es un tío mediático que ha sabido moverse y ha salido en todos los sitios, y no por el hecho de que sea freestyler”, nos cuenta ABD Batallas, youtuber español con quien también hemos analizado la polémica. “Este tipo de programas muchas veces no ayudan en nada a mover el freestyle, muchas veces los freestylers que salen en televisión solo son presentados como anécdota de que existen personas que hacen cosas así, y no como lo que hay detrás de ellos, que son millones de personas”, también nos responde, haciendo hincapié en esa concepción que se tiene del artista urbano como animal de circo, una suerte de mujer barbuda que lleva a cabo proezas al alcance de muy pocos y que por ello es impresionante y debe mostrarse. Como aclara Nafer: “Básicamente lo que sufrimos todos los raperos pero a nivel corporativo”.
Hace un mes, hablábamos en el reportaje en torno a la colaboración de Nayib y Verso de como el freestyler de El Salvador en ningún momento fue ingenuo, sabía que el beneficio seguía un camino de dos direcciones. Cabe preguntarse, llegados a este punto, si el beneficio que se obtiene del freestyle es realmente justo o si es mucho mayor del que nosotros obtenemos al poner a servicio de otros nuestra “mano de obra”.
Poniéndolo en perspectiva, tenemos, en el caso de Arkano, un programa del cual la cadena aprovecha su imagen e impacto para llenar un hueco un tanto abandonado de la parrilla televisiva y sus siempre tan imponentes ganas de hacer un bien para con la sociedad como para además llevar a cabo dicha tarea con fuerza y gancho, causar un impacto en los jóvenes más influenciables y, por si fuera poco, ganar puntos frente a aquellos que durante años hemos visto como toda la cultura ha sido estigmatizada y perseguida contentándonos con la idea de que algo está cambiando. No es el lavado de cara que ningún seguidor del hip-hop busca, eso por descontado, y si bien no se puede negar que sí hay algo positivo en la labor de Arkano para con los chicos que le acompañan y que los mensajes que muestra al público calan de la misma forma, algo sigue fallando en el intercambio si gran parte de uno de los bandos no está contento en como se está desarrollando.
Entra otro matiz en juego, y es que en pleno proceso de sufrir la ira, es algo, quizá, innato del ser humano el cargarle las culpas a otros. En estos casos, esos otros o bien suelen ser los mismos medios, aquellos a quienes ya hemos apuntado y que siempre suelen estar acechando desde las sombras según las teorías más conspiranoicas, de las que nunca nos libraremos; o bien los propios raperos, los Arkano, los Blon, los Skone de turno, que suelen ser apuntados como vendidos -leitmotiv del público español- cuando realmente ellos también tienen que comer y en la mayoría de los casos creen en la virtud de sus actos. Nunca —o casi nunca, por conceder el beneficio de la duda al pueblo llano— nos decidimos por mirar hacia nosotros mismos, y hay que tener una cosa clara: si una empresa o cadena televisiva quiere explotar una mina es porque es consciente, aparte de que esa mina tiene algo precioso que extraer para su venta, porque es posible y nada arriesgada su explotación.
Para entender esto mejor, volveremos a tomar a Nafer como referencia, quién nos introdujo a esto de una manera tan inquietante como soberbia. “Un show de moda”, nos dice, “con un nicho tan hipersegmentado, que puede ser para toda la familia, que no levanta polémicas porque siempre hay ‘buen rollo’ y ‘respeto’, da mucho juego”. Aquí podríamos insertar numerosos casos a los que él mismo nos dio referencia, como el de Zasko, el peculiar formato de Red Bull España, las actuaciones de muchos de los freestylers en eventos más mediáticos como FMS, etcétera, como ejemplos a favor y en contra de lo mismo. Pero claro está, “no todo es su culpa”, continúa diciendo: “los raperos en España, al contrario que en USA, siempre han tenido una mentalidad ‘hippie’ (paz, amor, respeto…) y, a pesar de que no es mala idea como concepto, ha ido degenerando más y más”.
Es un hecho innegable con echar un simple vistazo a los círculos más cercanos de hip-hop de los que cualquiera disponga, pues aunque la mentalidad ha ido cambiando y ya nos acercamos más a esa mentalidad americana del “makin’ money” y todo lo que la rodea, estamos muy cercados por la anquilosada idea de que todo el rap es y debe ser, por definición, denuncia, mensaje y conciencia social; y cuando esto se vuelve en nuestra contra, cuando el mensaje no sale de nuestras bocas y otras plataformas se lo apropian porque, no nos engañemos, les hemos dado todas las facilidades para ello, nos produce risa, nos burlamos, nos enfada, ya sea un programa de televisión, un movimiento político o una profesora de párvulos que decide innovar “haciendo un rap” en clase con los chicos. “Hay que entender de una vez que los raperos están para hacer música: si quieres educar, puedes hacerte profesor”, y ese cambio al que apunta Nafer solo puede nacer de todos nosotros mismos: Proyecto Arkano no es un medio, es un fin.
Toda esta conclusión, a su vez, puede destapar las vergüenzas de otro tipo de faltas graves en torno a la idea de mediatización de la disciplina. Debemos tener en cuenta otro factor muy difícil de encajar: Youtube, esa tan poderosa herramienta que hace años amasaba números de muchos ceros tanto en contadores como en plata tanto para la empresa como para sus usuarios, ya no es lo que era. La plataforma que impulsó todo esto, al igual que impulsó muchos otros fenómenos de internet, ha cesado su boom. “El contenido es extremadamente limitado y ese es uno de los motivos principales por el que prácticamente he dejado Youtube”, “Se basa actualmente (Youtube) en lo mismo que se basaba en 2015, que es tops y videorreacciones. Y el público, llegará un momento, en el que dejará de demandar el mismo contenido”, nos revela ABD en su análisis. Ya nada es innovador, todo está inventado, hay demasiados canales que tratan sobre lo mismo y que comparten seguidores, y esto siempre agota. Es cuestión de tiempo que Youtube caiga en las garras de la obsolescencia programada.
Desde mi experiencia personal, por supuesto, me ilusiona pensar en cada nueva propuesta televisiva como una salvación a la posible hecatombe, pero hasta ahora siempre he acabado descontento, como muchos otros, con los resultados. Hay otras posibilidades: “siempre pensé que la mediatización del free sería a nivel retransmisión de eventos”, como también aventura ABD. Modelos interesantes como el de los e-Sports pueden ser una inspiración, una salida a la visión azucarada que se está vendiendo al público general y que tanto disgusta a los que moran dentro del movimiento. Incluso dentro de nuestras posibilidades se pueden hacer las cosas bien: “Urban Roosters ya ha demostrado que con buenas estrategisas de marketing y de negocio se puede dar un golpe en la mesa de las grandes corporaciones y aumentar el impacto del freestyle de un modo natura, sin que parezca forzado y, lo más importante: respetándolo”, declara Nafer una vez más.
Siguiendo con él: “Para mí el error está en intentar inculcar al público general nuestro hobby de cualquier manera, cuando no hace falta. Cada vez los canales digitales se expanden más y el freestyle puede darse a conocer tal y como es: personas normales y corrientes a las que les gusta rapear en su tiempo libre sobre lo que quieran y desconectar, punto”. Quizá para la muerte de nuestros medios principales quede mucho y haya pecado de apocalíptico. Seguramente, no, no sea tan culpa nuestra, de aquellos que estamos dentro activamente, como he aventurado antes, el que la masa mediática nos retrate de esa forma con la que mi amiga vio a Arkano y sus alumnos. Es más que probable. Pero no podemos obviar el hecho de que hemos sido nosotros mismos, en todo momento histórico y en cada punto del globo, quienes hemos logrado estos cambios a mejor que hoy día disfrutamos, y que en nuestras manos está que esto siga así y podamos educar a la gente que no nos conoce de primera mano para que pueda disfrutar de la misma forma que nosotros o, al menos, comprendernos.
Y es muy cierto que no necesitamos a Arkano en televisión soltando barras para reclamar lo que nos merecemos, pero antes que culparle a él o a los que vengan a sustituirlo en su papel debemos ser conscientes de que hay muchos otros factores por encima de todo que no podemos combatir, pero que sí podemos domar como nos plazca de centrarnos en lo que deseamos y en como podemos reclamarlo. En el mismo momento de cerrar este reportaje, encontré un tweet en el que destacaban que una batalla de DEM Battles, la de la fecha IV entre Fusok y Cristofebril, era número uno en tendencias en el país de Chile. Tampoco estamos haciendo las cosas tan mal por nuestra cuenta, ¿no?