PIEZAS VS HADRIAN (LÍNEA DIECISÉIS) – EL ANÁLISIS
La vieja escuela del freestyle en un escenario. La que, con el permiso de McKlopedia, hubiera sido la batalla del año en 2008. Los dos puntales de España y México antes del parón de Red Bull. Línea Dieciséis anunció en abril que Piezas VS Hadrian iba a ser una realidad. Nueve años más tarde. Y lo fué.
Uno de los enfrentamientos más esperados de esta edición XL dejó entrever que podría haber pasado, pero sobretodo, que aunque falte práctica improvisando, el talento escribiendo puede quedar patente en cualquier lugar.
ROUND 1
Hace menos de tres semanas Dtoke preguntaba a Juancín en el programa del Quinto Escalón como juzgaba una barra que no se creía, un punch que, sabiendo la historia detrás de este, no lo encontraba realista. Pues bien, esta pregunta es aplicable al primer round de Hadrian en casi todo momento. Y lo es porqué hablan los datos. Según HHGroups Piezas está en el top 5 de los mejores MC’s españoles de la historia, Melancholia es el octavo mejor disco de rap de 2015. Cierto es que el mexicano ganó una Internacional de Red Bull, en 2008, pero lo que pasó en Perú no es nada en comparación con el público de aquella final.
Más allá de la credibilidad o no de sus frases, Hadrian se vio falto de ese ingenio, de la agresividad y punch constante al que tenía a todos habituados. Lógico, pues en batallas escritas se desarrolla más el concepto para acabar rematando al rival, pero el local no llevó sus ideas a ningún puerto. Un inicio muy flojo, salvado gracias a sus rimas sobre otros freestylers españoles. Piezas en todo momento parece molesto por la actitud de Hadrian, haciendo gestos justamente sobre el contenido de las barras.
Una tensión que el murciano aprovecha con su round. Es un rapero serio, controla el bolígrafo sobre el papel y fluye hasta en acapela. Puso más flow, más actitud, más punchline y más contenido. Es obvio que Piezas no es el que era improvisando, pero ha ganado mucha agilidad mental a la hora de escribir, estructura cada verso con sentido y con contenido. “Unos hacen lo que sea para salir adelante, y otros hacéis cualquier cosa con tal de no trabajar” para acabar rematando el round pese a las trabadas (que marcaron mucho al rapero al inicio de la batalla, pero se fueron disipando a medida que ganaba fuerza sobre el escenario), y un regalo para el freestyle: “Algún día nos veremos Azcino”.
ROUND 2
Justamente, Azcino es un especialista en hacer sentir que el escenario es el infierno. Y por otro lado, Blon es un espectáculo en temáticas, como demostró, por ejemplo, en la combinación de 23 raperos en 16 barras contra Proof. Hadrian hace una imitación de estos dos conceptos, pero su pasamontañas no causa ningún efecto, y rimar sobre españoles delante del mejor de la vieja escuela tampoco parece una gran idea. Piezas, en cambio, se lo deja muy claro “esta es la diferencia entre ser y hacer historia”, por qué el español suena como en un tema, se le nota más fresco con la base de Jayder, y pierde en punch lo que gana en flow.
Tras el repaso rápido en base de rap, se pasa a unos bpm más acelerados para enseñar que se mueve en cualquier entorno, como ya hizo en Judas. La comparación es simple, en ambos está cantando un tema, y se siente en como rapea, en su soltura. Hadrian no llega a ese nivel, ni con contenido ni con flow, y por eso Piezas en el segundo round, a pesar de dejar el punchline mucho más de lado, consigue pasar por encima del mexicano, no en una muestra de fuerza sino de habilidad. Al fin y al cabo, 9 años de espera dan para mucho entrenamiento.
ROUND 3
Aprovechar la localía es parte del juego, pero hacerlo no para ganar uno mismo, sino para poner el público en contra de tu rival es jugar con fuego. Hadrian alimenta a su público diciendo que debían “defender su tierra”, pero pese a su reputación, no consigue levantar lo que Piezas ha hundido. Aunque el murciano no se preparara el round y pide un cuatro por cuatro, que no es el formato de la competición, Hadrian no puede recuperarse de los dos primeros rounds ni con improvisación. Deja pasar la oportunidad de atacar directamente a su contrincante, y se centra en levantar a un público que estaba fuera de su bolsillo desde el primer momento.
Es evidente, como dice él mismo, que Piezas ya no es el de antes. Los años no pasan en balde y el freestyle hay que entrenarlo. Pero también son mucho tiempo para mejorar otros factores, y el español ha demostrado haber dado pasos de gigante en su rap, creciendo en versatilidad sobre cualquier instrumental, en estructura y en contenido. Mucho contenido. La batalla, más allá de su ganador, pone de manifiesto la diferencia clara entre un freestyler y un MC completo, que ha evolucionado para dominar el papel. Es esa diferencia la que determina lo que pasa durante absolutamente toda la batalla, y es que Piezas es mucho Piezas.