FMS: DISCUSIONES SOBRE SU INFLUENCIA E IMPRONTA EN EL FREESTYLE

La liga competitiva ya existe firmemente en cinco naciones y a ellas y a muchas otras ha llevado sus formatos, estructuras y maneras de valorar la disciplina. ¿Cómo condiciona esto y su sistema de ascenso al ambiente competitivo?

Por: Flor Viva (@florviva)

La Freestyle Master Series se ha convertido en los últimos años en una de las competencias con más alcance en el ámbito del estilo libre competitivo. De manera indubitable, ha sido la puerta de entrada a miles de personas al mundo del freestyle, y también con su consistente estilo y su expansión ha generado una cantidad de intercambios, debates y posiciones que son parte de las grandes discusiones de la cultura del free al día de hoy, y que probablemente lo sean por un tiempo todavía.

Una de las cuestiones de importancia para mencionar tiene que ver directamente con el formato en el que se desarrolla la competencia. Más allá de tratarse de una liga donde cada participante debe batallar a lo largo de las fechas en las que se desarrolle la temporada con el resto de los MCs que forman parte de su liga cada año, el sistema en el cual se configura la tabla ha generado múltiples conversaciones de todo tinte entre el público, los analistas y los mismos freestylers. Los puntos en juego son 3 por cada batalla, pero la superposición y comparación de esos puntos acumulados con los puntos que obtienen los competidores a través de las tablas de puntuación de los jurados termina evidenciando cierto contraste que permite que no se lea una correlación muy clara. Esto también va de la mano con la riquísima discusión que involucra los criterios, las voluntades y la claridad de los jurados, un área tan polémica como necesaria de discutir donde es importante también escuchar tanto a conocedores como a sus protagonistas.

Todo aquello tiene vínculo, desde ya, con el formato de votación en el que se evalúan y valoran las batallas en las cinco ligas y su instancia internacional, el cual, según el reglamento de la FRF (Freestyle Rap Federation), tiene por objetivo la transparencia y la unificación de ciertos criterios de parte del jurado presente, compuesto por cinco personas. Voces se han alzado a favor, voces se han alzado en contra, pero sin embargo lo relevante es en verdad el hecho de que es el formato elegido por esa competencia. Por motivos quizás confusos ese formato ha sido en varias ocasiones causa de de polémicas en varios ámbitos, especialmente cuando se intenta trasladar sus formas y estructuras de evaluación a otras competencias que son radicalmente diferentes en espíritu. Entre las discusiones más válidas para prestar atención también se encuentra el caso de la especialmente relevante discusión sobre si todos los freestylers que compiten deben ser juzgados a partir de los mismos cuatro o cinco elementos usados de la misma manera, si las tablas cuentan con limitaciones o acaban por ayudar a quienes juzgan, o si puede volcarse tanto el criterio de los jurados como lo que sucede en el escenario sin problemas sobre las planillas. Por supuesto también crucial el análisis de cuál es el rol y objetivo que se le da a los estímulos: ¿son impulsos? ¿Inspiran ideas? ¿Acaso pecan de obstaculizar el fluído creativo?

De todas maneras, estas interesantes cuestiones seguirán siendo discutidas por el público de las batallas de rap. Urban Roosters ha sabido en varias ocasiones escuchar algunas de las exigencias de la audiencia y de analizar sus propios desarrollos para luego adaptarse y renovar algunas características, formatos o detalles.

 Poco mencionado es, sin embargo, que el tema de la diversidad en el freestyle excede estas cuestiones y excede a las mismas FMS. Hemos visto a través de los últimos años una creciente unificación de criterios, formatos y estilos que va en contra de algunos elementos fundacionales y fundamentales de la disciplina, y esto se relaciona directamente con la creciente exigencia de que los competidores demuestren un excelente rendimiento en áreas específicas, midiendo con la misma vara a estilos o perfiles diferentes. Además, las competencias también tendieron en los últimos tiempos (desde ya teniendo en cuenta que el 2020 fue un año más que inusual y difícil para todos)  a unificar algunas formas. Quizás es algo para reflexionar como público también, ya que se ha marcado cierto hartazgo desde las audiencias e incluso desde los competidores acerca de la monotonía que se acaba por generar. 

La diversidad en formatos y -de manera fundamental- en la elección de participantes, dándole más chance a territorios más olvidados o a freestylers que recorren el fértil underground de los países hispanos ha dado más que entretenidos y frescos resultados, con ejemplos como Leyendas del Free, Triple F, Combate Freestyle o la llegada de Red Bull a algunos países donde habrá que poner la lupa por su desbordante calidad, como es el caso de Uruguay, revelación para muchos en 2020. 

Esto no quiere decir que Urban Roosters se haya quedado quieto. Muchas competencias florecieron a partir de la influencia de la organización en el último par de años, que ofrecen espacios a MCs underground de los países donde se hallan activos, e incluso se han trazado lazos con importantes torneos y ligas preexistentes para que formen parte directa de la estructura del ascenso. Esto también es algo para resaltar: aún existe y debe ser preservada la diversidad en la multiplicidad de competencias que suman puntos para la carrera hacia el ascenso en Perú, México, Argentina, España y Chile. No todo es el ascenso, de todas formas, y el fortalecimiento de circuitos por fuera de este es más que interesante y sin duda alguna requiere de más atención de las audiencias nacionales e internacionales al seguir aportando un fuerte componente al ambiente. 

Esto cobra una nueva relevancia a la hora de fijarnos en que Urban Roosters ha sabido construirse de tal manera que ofrece una importante oportunidad laboral, recompensada económicamente, a los freestylers, y que esta práctica sin duda alguna (aunque no hay que subestimar la dificultad que supone) puede ser replicada en otros torneos y otras ligas. Las Freestyle Master Series han generado un circuito dentro del circuito donde muchos MCs se encuentran cómodos, y donde muchos de los mejores momentos del freestyle en cuanto a calidad y nivel han aparecido, enloqueciendo a su público. 

La profesionalización del freestyle no tiene exclusivamente que ver con los factores que más se mencionan sobre todas estas discusiones, como pueden ser los salarios y la homogeneización, y es importante que lo tengamos en cuenta a la hora de analizar las producciones de estilo libre competitivo en el mundo hispano.

En un momento tan álgido y dinámico de la disciplina, todas las organizaciones, desde el under hasta el mainstream, viven en constante reconstrucción, readaptación y renovación. A partir de las discusiones que surgen de cuestiones como todas estas, el freestyle sigue avanzando y es necesario que todos apuntemos a sumar y no restar en este tipo de cuestiones donde entre productores, competidores y público se puede virar el timón para seguir apostando por una escena diversa, atractiva, auténtica y de calidad.

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    Gustavo Woltmann 3 años

    La llegada de FMS hace un par de años ha abierto las puertas de la profesionalización de Freestyle, claro esta que las votaciones son causas de polémica pero es la misma organización la que debe revisar sus fallos y precisar si se están comentiendo errores y en dónde.
    -Gustavo Woltmann.

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