EL ARTE DEL SAMPLEO: ¿CUÁL ES LA LÓGICA DETRÁS?

¿Qué es el sampling y por qué es considerado un arte dentro del rap?

Por: Gabriel Baggio (@ShadeOfWhy)

Cuando se habla de beatmaking, uno de los términos que más frecuentemente aparecen en el lenguaje es sampleo. Esta expresión es utilizada de manera constante, y en ocasiones surge la duda por su significado. La palabra sample es propia del idioma inglés, y su traducción literal al español es muestra. A priori, se puede pensar esta actividad como el acto de tomar una muestra de sonido de una obra previamente construida y utilizarla en una producción propia. Ahora bien, esta definición resulta insuficiente cuando se observa con más detenimiento este “mundo”.

Prácticamente todo sonido es susceptible a ser captado por un productor, como queda demostrado, entre otros, en el álbum El mal querer de Rosalía, quien utiliza sonidos de motos y cuchillos en diferentes momentos. El proceso de encontrar, captar y utilizar un sample no es un acto de copiar y pegar sino que existen muchos procesos en el medio, por lo que es considerado como un arte dentro del beatmaking y la producción. De este modo, hay cuestiones que el productor toma en cuenta y a la hora de trabajar con el sonido, desde la tonalidad  y el tempo hasta la coherencia armónica respecto del resto de su obra. Un álbum reciente que ejemplifica esto de manera muy concreta es Daytona, del rapero estadounidense Pusha-T. Producido por Kanye West, cada sample presente en las canciones de este álbum tiene algún reflejo en la letra o el título de la canción. El track Come back baby, toma para su estribillo un  fragmento de la canción I can’t do without you, publicada en 1969 y lo utiliza tanto durante el tema como en el título del mismo.

Ahora bien, ¿qué define la elección de un fragmento para samplear? El músico y productor británico Mark Ronson, responsable de la producción de algunos de los mayores hits de las últimas dos décadas, intenta responder esta pregunta en una charla que dio durante el ciclo TEDx. Este productor ha trabajado en varias ocasiones con personalidades de la escena del rap estadounidense tales como Nas, Q-Tip o Ghostface Killah. Durante su disertación, definió a la disciplina del sampleo como “apropiarse de una narrativa e insertarse en ella”. La idea de la narrativa en la música tiene larga data y está relacionada tanto a la historia que una canción cuenta como a las sensaciones que genera en los oyentes. Siguiendo esta línea que el acto de samplear sonidos es, ante todo, un hecho cultural y artístico propio de la creación musical, y no se limita únicamente a tomar muestras de otras canciones. En una entrevista con Red Bull Music Academy, el productor estadounidense Madlib define también al sampling como un “homenaje” y como una “responsabilidad”, teniendo en cuenta que busca trabajar con obras en las que otros artistas han puesto su trabajo.

Retomando la idea de la narrativa de Mark Ronson y del homenaje de Madlib, se puede pensar que cuando un productor busca desarrollar su idea a través del trabajo con una obra preexistente se genera un “diálogo” entre los respectivos autores. Esta relación está mediada por una serie de cuestiones técnicas: los artistas se comunican, de algún modo, entre épocas, y son los equipos de producción y reproducción de audio (samplera, monitores, etcétera) quienes hacen posible este diálogo. El concepto de ensamblaje, propio de la sociología francesa contemporánea, toma fuerza en este contexto ya que esta escuela piensa las relaciones entre personas como redes creadas a partir de la mediación tanto de los actores humanos como de la presencia de artefactos tecnológicos. De este modo, el ensamblaje músico – samplera – productor posibilita la creación de obras originales con su propia narrativa, que a la vez incluyen la narrativa original o la homenajean.

Dentro del mundo del rap, un beatmaker experto en el arte del sampleo es Alan Maman, más conocido como The Alchemist. Este artista ha destacado por rendir culto a obras que son tan desconocidas en Estados Unidos como icónicas en sus países de origen. Un ejemplo que destacó a principios del año fue Stepdad, de Eminem. Esta canción utiliza en su instrumental las guitarras de Ámame Peteribí, de Pesacado Rabioso, uno de los proyectos más icónicos de Luis Alberto Spinetta. También utilizó un sample de Rubén Rada en 1985, canción que forma parte de su proyecto Alfredo, compuesto por él mismo y el rapero Freddie Gibbs. 

Una de las canciones más sampleadas en la historia es La di da di, de Doug E. Fresh y Slick Rick. Este tema está registrado como sample en más de quinientas canciones tanto de géneros relacionados al Hip-Hop como del Pop. Entre los artistas que se apropiaron de este tema y lo reinterpretaron se encuentran personalidades tan diversas como Notorious B.I.G. o Miley Cyrus. Dos artistas pertenecientes a generaciones radicalmente distintas, con públicos igual de diversos se apropiaron de la misma narrativa para construir la suya propia. Se pueden ver dos épocas de la música y de las juventudes conectadas a través de las palabras de La di da di, marcando de este modo la importancia cultural de las reinterpretaciones narrativas mencionada anteriormente.

Podrían escribirse libros enteros acerca de las implicancias culturales del sampleo tanto para el beatmaking en específico como para la composición musical en general. Seleccionar un fragmento de una obra musical preexistente y reinterpretarlo imprimiéndole un sello propio es, visto de un modo romántico, una suerte de charla con músicos que, en distintos momentos, crearon sonidos que hoy nos resultan significativos. Los autores de las piezas originales no imaginan que su obra puede terminar en una samplera, pero su legado se construye en parte mediante la continuidad de sus narrativas sonoras.

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