DOMINGO CON FJ #6: ¿EXISTEN LÍMITES MORALES EN LAS BATALLAS?

Hace aproximadamente un año, Force, haciéndome una entrevista para su canal, me preguntaba si en las batallas había límites, o por ser batallas todo valía en ellas. Es una pregunta que siempre se hará en este gremio la gente, un tema eterno del que hablar como si se tratase de una historia de amor a la hora de escribir una canción.

Por: @efejota93

Al ver la entrevista hace poco, me di cuenta de que mi pensamiento no ha cambiado mucho respecto a ello, pero si se ha visto reforzado por experiencias nuevas y creo que compartirlo con vosotros era algo bastante interesante a través de este #DOMINGOCONFJ, mi espacio semanal a modo de columna en El Estilo Libre.

Entrevista completa de la cual se habla.

Uno de los atractivos del rap en general es que no hay ninguna prohibición, y por eso hay, y ha habido, siempre interés en censurarlo o silenciarlo. Que no haya ninguna prohibición, límite o corsé, además, lo considero esencial para cualquier acción que tenga como consecuencia crear. El rap, la música, el arte, es ese espacio donde podemos mostrarnos verdaderamente como somos ya que nuestro micrófono, brocha, martillo o cincel es nuestro billete a un mundo donde solamente nos debemos a nosotros mismos y podemos volar con total libertad. Como decía Pablo Picasso, ‘el arte es la mentira que nos ayuda a ver la verdad’ esa verdad que somos y que los cánones sociales actuales solo nos dejan mostrar a través de nuestra faceta artística.

Hasta hace poco no había problemas de ningún tipo con esto. La moralidad la ponían los dos participantes en común en un acuerdo que se hablaba simplemente con el primer apretón de manos y la primera mirada a tu rival. Yo llego hasta donde tu llegues y tu llegarás hasta donde yo te deje llegar. El jurado ya era el encargado de premiar el ingenio y la originalidad a la hora de utilizar recursos por parte de los dos rivales; ingenio y originalidad que gracias a dios con el tiempo, ha ido mejorando exponencialmente.

Sin  embargo, debido a la repercusión que esta cultura está teniendo, es innegable que la figura de un freestyler es la figura de un influencer de masas de un perfil donde no hay personalidades forjadas, con lo cual, hay una responsabilidad. ¿Pero hasta que punto termina esta responsabilidad el mc en cuestión y empieza la responsabilidad en el público?

La cantidad de público ha aumentado exponencialmente en los últimos años. 

En freestylers que enfocan su principal arma en la técnica del rapeo, no les influye tanto este fenómeno, pero es cierto que la mayoría de freestylers basados en la barra contundente y en el puñetazo verbal, en la mayoría de ocasiones, recurren al humor para descalificar a aquellos contrincantes. Hoy en día ser humorista es una profesión de riesgo. Siempre he defendido la libertad de expresión al igual que  la libertad de defenderse a aquellos que se han sentido atacados u ofendidos gratuitamente; pero parece que ya ha llegado un punto en el que nos hemos vuelto todos unos amargados y la sociedad ha involucionado.

De hecho, tristemente, pienso que muchos compañeros del gremio ahora actúan en función de poder contentar a todos los sectores del público llegando a ir en contra de sus propios principios o representando una lucha que no les interesa desde la mayor hipocresía. Lo malo es que este público ciego aplaude, y el artista confunde el aplauso con la verdad, sin llegar a diferenciarla de la mentira. 

El problema reside en la educación de este público, en su mayoritario nobel en este ámbito, que se siente con la potestad de poder juzgar y criticar sin ningún tipo de conocimiento, y ya no hablemos de los medios de educación que hasta que no conocieron a freestylers como Skone y Arkano en televisión y radio, solo veían a dos niñatos metiéndose el uno con la madre del otro.

Skone en su papel de colaborador en el programa de radio Anda Ya.

Estoy a favor de que se penalice el insulto fácil sin ningun tipo de creatividad totalmente descalificativo sin utilizar algun recurso literario como puede ser la metáfora; pero nos equivocamos a la hora de juzgar a un pez por su capacidad de volar. El público debería ser consciente de que esto es un espectáculo y es un teatro, que incluso la mayoria de descalificaciones que usamos no nos parecen defectos en su mayoría y que hay un abrazo en backstage tras todo esto. Me atrevería a decir que todo gallo que se sube a un escenario a la hora de parodiar al adversario, es el primero que disfruta de la forma que tienen de parodiarlo a el. Ahi empieza el antídoto, la autocrítica y la deportividad. 

Que el público tome el ejemplo de estos mismos freestylers y vamos a beber de la barra libre de la diversión y, si piensa tomar rap como otra droga mas, haga un uso responsable de este como si de un estupefaciente se tratase.

Os espero en mis redes sociales, @efejota93 en twitter e instagram, y en mi canal de youtube http://youtube.com/efejota93 para que me comentéis que os ha parecido esta reflexión.